Se fue nomás el 2009



Muchísimas gracias a todos los que se coparon
comprando los libros en las ferias
en los reportajes
corrigiendo
aconsejando
entrando al blog
dejando mensajes
mostrando sus escritos
en fin
por todo
¡son lo más!
Uno quisiera darles algo más consistente
más duradero
pero no todo es posible.
Así que infinitas gracias.
Nos vemos el año que viene
con todo
con libros
y siempre buscando esas experiencias
que hacen de la vida un lugar emocionante.
Gracias de nuevo, nunca está de más.
Seguimos acá con todo
a full.
Lo que viene es mejor,
te lo juro por mi vieja.
Abrazo y que sigan bien.

La tierra prometida: Hoy: Solano City (Toma cinco)

Necesidades básicas/Donato Alvarez y calle 825

Por Patricia Giménez

Hablan los que escriben. Hoy responde: Alfredo Jaramillo


por Walter Lezcano

Yo leía sus poemas en su blog. Me gustaban tanto que se los hacía leer a Patricia y ella me los devolvía en voz alta. Eran unas tardes increíbles, tardes de domingo o, peor, entre semana, ponele un martes a las seis y cuarto de la tarde, en las cuales uno busca ser salvado por alguien. Por suerte allí estaban los escritos de Alfredo Jaramillo.


Y es que la juventud puede ser vista, es una posibilidad entre tantas, como esa etapa en la que se busca aliados. El mundo en más parecido a La carretera de McCarthy que a Kafka en la orilla de Murakami. Entonces hay que encontrar refugios seguros frente la impiedad del planeta tierra. Lugares en donde poder resguardarse de todo aquello que te golpea la espalda, que algunos llaman la realidad y que mi vieja me aviso que iba a venir y yo, como corresponde, nunca le di cabida.


Se notaba en esos versos y esas estrofas ciertos caminos en los cuales uno puede reconocerse. Era pura intuición, esa certeza emparentada con la fe, porque de poesía no entiendo nada. Igual creo que cierta teoría queda tan chica aveces para abordar lo incontenible. Yo leo algo y si me conmueve sigo y no paro y ahí se puede aprender algo de la vida, algo que no se puede aprender en ningún otro lado. Y algo de eso sucede cuando uno lee Tranqui hoy, por nombrarte un hit poderoso, de esos de estadio, pared de sonido y toda la parafernalia.

Después vino el descubrimiento de que era de Neuquén y cierto conocimiento biográfico que a mí no me interesa. Lo que sí era atractivo de saber era que había sacado un libro en la querida Funesiana, ¿En que otra editorial podría haber sacado su texto? Se trata de Grunge.



Al día de hoy está agotado, ya va por su segunda edición. Sale veinte mangos, y creo que es un buen negocio conseguir tanto fulgor por tan poca guita. Aquí se están contradiciendo los valores capitalistas, loco. Así que habría que tenerlo si uno quiere saber de qué la va la juventud, el rock, y toda esa locura.


El otro día fue el cumpleaños número treinta y uno de Funes. Ahí cayó Jaramillo, vestido con una de las mejores remeras de una de las mejores bandas de rock

Entre cerveza y risas, con Patricia nos dimos cuenta de lo buena gente que es Jaramillo. Algo mucho más difícil de encontar que buenos poetas. Y eso es lo que queda finalmente.


Hoy responde Alfredo Jaramillo


1-¿Cuál fue el primer libro que leíste?

Lo primero que recuerdo haber leído fue la increíble historieta Astérix. Si uno ve ahora esa colección (creo que eran 24 tomos con una historia diferente en cada uno), se da cuenta de que parecía mas bien una revista, algo que estaba ahí para que los chicos -como yo en aquel entonces- de cinco o seis años la agarraran y no la soltaran nunca más en su vida. Yo estuve leyendo eso hasta los 13. Y me encantaría volver a releerlo ahora, estoy seguro que con la misma alegría que sentía entonces, cuando leía frases como “estos romanos están majaretas”. Por entonces mi mamá trabajaba como maestra doble turno y no podía sola con las tareas de la casa, así que en el dúplex donde vivíamos con mi familia la limpieza la hacía Esther., que también me cuidaba. Me acuerdo estar metido en la cama, vestido con mi pijama, mientras Esther me leía en voz alta La residencia de los dioses. Es uno de los primeros recuerdos que tengo de mi vida (qué loco, pienso mientras escribo esto, saber que la vida viene desde tan lejos), y uno de los más felices.

2-¿Cuál fue el primer libro que compraste?

Creo que no fue uno solo, sino que fueron varios. Y no fue con dinero propio, sino con el de mis padres. Yo nací y me crié en Neuquén, pero en uno de mis viajes a Buenos Aires durante la niñez, pasamos por la librería Ateneo (creo que en ese momento había una sobre la calle Florida) y me acuerdo haber comprado un montón de libros, muchos de la famosa colección del Quirquincho y otros de divulgación histórica para chicos, esos títulos que hablaban sobre los mayas, los romanos, cosas por el estilo. Después pasó un largo período, en coincidencia con todo mi secundario, donde no compré ni un solo libro, sino todo lo contrario: me desprendí de buena parte de ese legado. Todavía hoy me arrepiento de haber canjeado un montón de esos títulos para comprar mi primer 25 de porro.

3-¿Cuál fue el primer libro que robaste? :

Creo que nunca robé un libro, pero sí robaba revistas en los kioscos del centro de Neuquén. Y cuando digo robaba, digo que robaba muchas, sobre todo esas revistas de rock que venían (ahora no vienen más, las revistas de rock murieron en los noventa) de Estados Unidos y Gran Bretaña, tipo Metal Hammer y Guitar. Lo que más me gustó robarme fue un libro lleno de láminas de los Smashing Pumpkins. Empapelé mi primer habitación de la universidad con esos posters.

4-¿Cuál fue el primer libro que influyó en vos de alguna manera?

Siempre me viene a la cabeza el mismo, pero creo que fueron varios más: Los ejércitos de la noche, de Norman Mailer. Es una crónica de la multitudinaria marcha que avanzó sobre Washington en contra de la Guerra de Vietnam, creo que en 1964. Lo leí segundo año de la universidad, cuando todos más o menos fantaseábamos con ser periodistas y estar metidos en el hueso de las cosas. Claro que después crecés y te das cuenta que escribir es dificilísimo, lo que deriva en la más que obvia conclusión -después de leer ese libro- de que Mailer es una bestia.

5-¿Qué necesitás para ponerte a escribir?

Una idea o una frase. Ya con eso empiezo. Después necesito un poco de calma y bajar la ansiedad de publicarlo en el blog o mostrar los bocetos. Últimamente pienso que es mejor cuando se escribe sin urgencias de que otros vean lo que se escribe. Ahora quiero que mi escritura sea primero para mí.

6-¿Qué fue lo primero que escribiste?

Unos cuentos rarísimos en la primaria, pero me di cuenta que me gustaba escribir a los 16 años. Estaba muy perturbado (había canjeado mis libros por porro) y había entrado en el tren fantasma de la adolescencia, no entendía nada, me llevaba mal con mis padres, en fin, las cosas de casi todos. Así que me ponía a hacer catarsis en unos papeles cualquiera que nunca conservé.

7-¿Qué fue lo primero que publicaste? ¿Cómo lo ves ahora?

Publiqué unos poemas en un concurso de Neuquén, y después edité Grunge por la Funesiana. De Grunge siempre voy a estar contento porque ahora que lo repaso me doy cuenta que ese libro soy todo yo. Con esto quiero decir que muchas de las cosas que se escriben se hacen tras la fantasía de la representación, ¿no? Al fin y al cabo eso es la literatura, pero en Grunge me veo más desnudo y más inocente que en las últimas cosas que estoy escribiendo. Además, es el librito que me permitió conocer a un montón de amigos.

8-¿Qué estás escribiendo en este momento?

Algunos poemas sueltos, otros poemas que forman series más largas como el de Toxilove, que le escribí a mi novia. Estoy corrigiendo una recopilación de poemas que quizá publique el año que viene, algo que por ahora se llama Villa Negra, pero quien sabe. También tuve una breve incursión narrativa y, sobre todo, periodismo, que para mí es tan importante como la poesía y cualquier forma de ficción.

9-Un libro imperdible

Me gustaría ser un animal, de Ezequiel Alemián. Un libro de poemas en prosa que podría crear todo un nuevo programa de escritura en Argentina.

10-Una definición de escritor

Alguien que sabe darle a las ideas y sentimientos sus mejores formas.

Gracias, Alfredo

La tierra prometida: hoy Solano City (Toma cuatro)

Sevilla/Calle 820 y Donato Alvarez

por Patricia Giménez

Y felicidades para todos.

Crean o no.

Abrazo y que sigan bien.

No solo el calor pega en enero

Cuatro libros, cuatro películas, por Juan Terranova:

1. Bajo ese sol tremendo de Carlos Busqued y El dependiente de Leonardo Favio.
2. Escolástica peronista ilustrada de Carlos Godoy y Perón, sinfonía del sentimiento de Leonardo Favio.
3. Raspando la cruz de Rafael Spregelburd y The Werewolf Women of the SS de Rob Zombie.
4. Manual Sadomaso Porno de Alberto Laiseca y Red-Tube.

Otras películas que se citarán durante el curso:

Picado fino de Esteban Sapir
La hora de los hornos de Pino Solanas
Ilsa, She Wolf of the SS de Don Edmonds
Garganta profunda de Gerard Damiano

Más info en: http://www.elamante.com

Hablan los que escriben. Hoy responde: Eduardo Berti.


por Walter Lezcano

A veces creo que mi vida no tendría sentido sin la música. Son días en los que la suerte me señala con un dedo y se me caga de risa en la cara. Entonces pongo rock and roll a todo lo que da en un pequeño equipo viejo que tengo en el living de casa y puedo levantar la cabeza. Si, la música como salvavidas o salvamomentos. Desde muy pibe lo viví de esa manera, por eso mi compulsión a comprar revistas de Rock. Compro, ahora que puedo porque antes me las miraba embobado y triste en los puestos de diarios o se las pedía a un amigo con guita, la Rolling Stone, Inrockuptibles y La Mano. Y también libros.
La literatura rockera es un género complejo. Hay que superar la fascinación por las estrellas y la adulación como modo de acercamiento. Muchas veces el periodista queda rendido ante las hazañas del héroe y lo que nos llega es un texto que tiene como función ser la prueba de que estuvieron presentes allí donde nadie más puede acceder. Yo estuve ahí, parecen decir. No hay nada interesantes en esas notas, esas palabras no sucitan mas que bostezos. Sin embargo hay personas que pueden escribir con un estilo diáfano sobre algo tan irracional como la música. Una de esas personas es Eduardo Berti.
Yo había leído que Crónica e iluminaciones era algo así como como un tesoro.

Por inconseguible, y , sobre todo, porque había marcado un paradigma en el terreno de literatura sobre rock. Y estaba el tema de que se trataba de Spinetta. Un significante que puede abrir la posibilidad de hallar una bocha de significados. Yo a mis catorce años era fanático del flaco. Había escuchado infinidad de veces cada uno de sus discos y creía en lo que decía como sólo se puede confiar en los ídolos. Para mí era a la vez oráculo y destino. Ahora ya no, ¿qué importa eso? El pasado es el camino, no hay que olvidar eso.
Entonces tenía dos buenas razones para conseguir el libro. Conocía la prosa de Berti por las notas sobre música. Análisis, soltura, claridad, inteligencia, sutileza, todas esas cosas duraderas que uno descubre en ciertas plumas y que da gusto encontrar en las páginas fugaces de un diario o una revista.
Recorrí las librerías de Capital, del centro para ser veraz, y ni noticias del texto. Y después de un tiempo desistí la búsqueda. No hay que forzar ciertos encuentros. Van a ocurrir si es que así tiene que ser. Entonces unos años después, en la gloriosa Feria de Solano veo una mesa con libros apilados, y , por costumbre, los levanto para ver si hay algo que valgo la pena y ahí estaba. Era un sábado a la una de la tarde. Lo que demuestra que en cualquier momento, en cualquier lugar, lo maravilloso se puede hacer presente. Compré Crónica e iluminaciones a un precio irrisorio y fui a mi casa y me leí de un saque.
Se aprende mucho con libros como ese. Por ejemplo que no hay géneros menores, ni temas que no puedan ser renovados por una mirada despierta. Lo que implica que hay que estar despiertos. Siempre.
El libro lo deja hablar a Spinetta. Y el laburo de Berti es contextualizar, relacionar, preguntar y repreguntar. En fin, poner en práctica ese ejercicio de cuestionar y no dar nada por hecho llamado inteligencia.
Y lo encontré cerca de casa. Así es, lo bueno no está lejos de donde nos encontremos. No hay que engañarse.
Al flaco ya no lo escucho, pero a Berti lo sigo leyendo como siempre. Algunas cosas quedan y de otras solamente el recuerdo.
Y a no olvidarlo: Mañana es mejor. Siempre.

Hoy responde Eduardo Berti
1-¿Cuál fue el primer libro que leíste?

El libro “Upa”, que entonces se usaba para aprender a leer.


2-¿Cuál fue el primer libro que compraste?

No estoy seguro… Creo que el primer que pedí fue uno de la colección Robin Hood, seguramente. Pero mi primera imagen de estar solo en una librería, comprándome un libro, es algo difusa. Me parece que compré algo de Kafka, si la memoria no me falla.


3-¿Cuál fue el primer libro que robaste?

Siempre fui muy cobarde para robar libros de las librerías. Mis amigos volvían de la Feria del libro con los bolsillos llenos. Yo, más que robar, “encargaba”: traéme tal o tal otro. Pero una vez robé un libro de una casa donde unos amigos estaban veraneando. Era un libro de Platón (una lectura no muy de verano, lo sé…). Los dueños de la casa la alquilaban amueblada, con biblioteca y todo. Supongo que habrán pensando: “Quién se va a afanar un libro de Platón”.


4-¿Cuál fue el primer libro que influyó en vos de alguna manera?

Supongo que el mismísimo “Upa”, porque me cambió la vida: empecé a leer.


5-¿Qué necesitás para ponerte a escribir?

Papel y birome (o lápiz). Y que no me hablen al lado a los gritos… Al menos no en un idioma que entiendo. Puede haber ruido general. Puedo estar en un tren. Puede haber música instrumental. Eso no me afecta mucho. Pero me mata que alguien hable fuerte, porque me interfiere.


6-¿Qué fue lo primero que escribiste?

Unos cuentitos, a los 10 años, más o menos. Y también una historieta (yo escribía y dibujaba, lo último pésimamente) llamada “Mic, el marciano”.


7-¿Qué fue lo primero que publicaste? ¿Cómo lo ves ahora?

Lo primero fue un cuentito en una revista de la escuela secundaria. Horrible.


8-¿Qué estás escribiendo en este momento?

Acabo de terminar un libro de cuentos. Espero que sean mejores que el de la revista escolar.


9-Un libro imperdible

“El barón rampante”, de Italo Calvino (por nombrar uno solo)

10-Una definición de escritor

Creo que fue Thomas Mann el que dijo una vez que un escritor es alguien para quien escribir es una tarea más difícil que para cualquier otro. No está mal como definición.

Gracias, Eduardo

¡Mañana: anteúltima oportunidad para conseguir nuestra primera mancha!

Patricia, nuestra diseñadora,

(para saber a quién pedirle )

estará vendiendo nuestros libros en un stand de la editorial acá, en esta prometedora fiesta de fin de año:




¡Los esperamos a todos!

Vayan, vamos, loco, que se pone bueno.

Abrazo y que sigan bien.

Hablan los que escriben. Hoy responde: Gonzalo Garcés.


Yo compré Los impacientes, la segunda novela de Garcés, por dos razones. La primera: por una nota que había salido en Rolling Stone. La segunda: porque había ganado un concurso importante, y en esa época yo hacía algo muy raro, que ahora lo pienso y me da vergüenza: compraba ese tipo de novelas para ver si podía estudiarlas y aprender a escribir de esa manera con la finalidad de ganar algún premio literario de mucha plata. Por esa necedad me morfé infinidad de páginas descartables, que luego regalaba a gente que me caía mal.

La cuestión es que le entré al texto y luego de la página veinte no pude seguir. No me pude enganchar. No era la primera vez que me sucedía, pero esa imposibilidad trajo algo nuevo. Me sacó de ese dolor autoimpuesto de entrar y terminar libros obligatorios, aquellos que hay que lee sí o sí. Desde ese momento iba leer solamente aquello que me gustara. Que, en definitiva, lo que hay que hacer desde siempre. Pero me llevó un tiempo darme cuenta de eso.

Puse el libro en mi biblioteca. Antes de dejarlo descansar ahí unos años, que en la solapa se hablaba de una influencia. El cuarteto de Alejandría de Durrell. Un tipo al que tenía de nombre porque lo mencionaba Henry Miller, uno de los autores de mi adolescencia.

Esos cuatro libros me dieron una de las mejores experiencias de mi vida. Y se lo debía a Garcés.

Y pasó el tiempo, como suele ocurrir. Y un día, ordenando la biblioteca en una casa a la que recién nos habíamos mudado reapareció como un viejo amigo ese libro. Era el único que no había terminado. Pensé que sería bueno darle una segunda oportunidad. A veces uno no está preparado para ciertos acontecimientos.
Y lo terminé. Y me pregunté porqué lo había dejado. Me respondí que quizás era la edad, yo era muy pendejo por entonces. Estaba muy verde. Reflexioné sobre eso porque Los impaciente habla, entre otras cosas, de la juventud. Esa etapa desquiciada de la vida a la que, por suerte, no se vuelve más una vez que se la abandona.
Una vez lo encontré a Garcés en el chat de Facebook y le comenté que su novela me había encantado. Él me dijo que era la única de las que había escrito que no le gustaba. Cosas que pasan. Yo sigo diciendo que es una gran novela. Más allá de lo que piense su autor. Que lo único que hizo fue escribirlo.
Hoy responde Gonzalo Garcés.
1-¿Cuál fue el primer libro que leíste?
El primero que leí, no me acuerdo. El primero que me impresionó, fue una de las aventuras de Guillermo Brown, "El cerdo del espacio".

2-¿Cuál fue el primer libro que compraste?
Buena pregunta. Tampoco lo recuerdo.

3-¿Cuál fue el primer libro que robaste?
Ése sí me acuerdo. Y es la primera vez que lo cuento, porque me da una vergüenza terrible.
Cuando tenía dieciséis años me alojé una noche en casa de un médico en el campo, cerca de Uspallata, en Mendoza. Encontré un libro de Stefan Zweig sobre Dostoievski, Dickens y Balzac. Y me lo robé. Abusé de la hospitalidad. Doctor, por favor, si lee esto perdóneme. Estoy dispuesto a devolverlo.

4-¿Cuál fue el primer libro que influyó en vos de alguna manera?
"Prosa del Transiberiano y de la pequeña Juana de Francia", de Blaise Cendrars.

5-¿Qué necesitás para ponerte a escribir?
Que no me jodan.

6-¿Qué fue lo primero que escribiste?
Un artículo sobre la película "Relaciones Peligrosas", para la revista de mi colegio, donde anunciaba que, cuando fuera grande, iba a ser libertino.
7-¿Qué fue lo primero que publicaste? ¿Cómo lo ves ahora?
Mi primera novela se llamaba "Diciembre". El título es un asco, pero la novelita está bastante bien. Me gusta que el narrador sea un adolescente que se asume sin drama como un soberbio insoportable.

8-¿Qué estás escribiendo en este momento?
Una novela larga.
9-Un libro imperdible
"Conversación en la Catedral", de Vargas Llosa. Sobre todo para argentinos. Los argentinos casi nunca hacemos algo interesante con la estructura de las novelas, pocas veces nos damos cuenta de toda la música que podemos sacar de ahí, pero con Vargas Llosa podemos aprender algo.
10-Una definición de escritor
Alguien que puede pasar al menos un año dedicando lo mejor de su tiempo a escribir un libro. Un año, para mí, es el mínimo que da la medida del aguante necesario. Claro que se puede escribir un libro en menos tiempo. Pero sin jefes que te apuren, sin una estructura que te banque, la mayor parte de las veces sin que te paguen, si podés dedicar un año a un libro sabés que sos escritor. Y si podés dedicarle catorce años, como James Joyce hizo con el Ulises, lo más probable es que seas un escritorazo.
Gracias, Gonzalo

Recuerdos de la FLIA


Salimos para La Boca

El 33 tardó una boche porque era domingo. Algunos se tiraron a descansar.





Llegamos y armanos nuestro puestito. Felicidad.



La gente llegaba de a poco. Miren el cielo.


La Funesiana atraía muchas miradas.


La artista Lucía Pasik aprovecha para seguir creando esos hermosos anotadores que hace. En la FLIA hay lugar para todos.



Así estuvo todo el día
Y todos pasamos un poco de frío. Pero te juntabas con alguien y al toque se pasaba.


Nosotros rancheamos con la nave madre de La funesiana.




La pasamos de puta madre.

Estas cosas te reconcilian con la vida, loco.

Juntensé. Van a ver que está buenísimo.

Abrazo y que sigan bien.

Mancha viajera. Nuestro libro visita Nueva York






Muchas gracias a Liliana y Ariel.
Hermosas personas que tienen lo realmente importante:
bondad.
Seguimos con todo, che...

Asistiendo a Bart


Blanca me dice que hay señales en los días de tu vida que te indican que es momento de dejar la docencia, y que uno las ve siempre. Lo que se hace después con esa revelación es una decisión personal: te hacés cargo o empezás a robar, a ver una tarea revolucionaria como una carga, un laburo de oficina. Mentalmente te pusiste un quiosco y a partir de ahí peleás sólo por las monedas. Me dejó pensando. Ella da clases en un colegio privado. Yo soy empleado estatal. El otro día hablábamos de nuestro laburo y tiró, tranquila, esa idea. Funes estaba cocinando pastas, hacía calor, era de noche en el Abasto. Hay que estar despierto, me dijo una vez el tipo para el que repartía diarios, con el radar aguzado para percibir algo intenso en medio de la baja espuma de lo cotidiano. Me parece que Blanca hablaba de la dignidad, de lo que hay que tener para despedirse de esa tarea que ya no te importa cómo sale; cuando uno ya no siente que la educación es el camino más cercano a la hora de pensar en cambios vitales, duraderos. Fondo blanco y a otra cosa. Y, obviamente, perdimos. De todas maneras, no se la van a llevar de arriba.
Días antes estaba por entrar a dar clases en una escuela de San José, partido de Almirante Brown. Una vez más, pero siempre única, impredecible, como son las personas, me iba a encontrar frente a un séptimo grado. Con chicos repetidores, con nenes desfasados, con alumnos a los que el delantal les queda chico o muy grande y no les importa. Agrupados con ningún criterio más que el del rótulo de los peores, algo a lo que uno se puede acostumbrar sin problemas. Es el Primero “D”, el último escalón en la carrera por el ascenso.

Ayer


Nos quedamos sin FLIA por culpa del clima.

Pero hoy...

Cargamos los bolsos de libros y vamos A AV. PATRICIOS 1941

a compartir con todos la independencia, la literatura,

en fin, la vida.

Nos vemos ahí.

¡Van a estar nuestros libros!

Repetimos el martes.

Abrazo y que sigan bien.

Hablan los que escriben. Hoy: Daniela Pasik


por Walter Lezcano

Quería hablar sobre un libro que me gusta mucho: Historia de una chica que se enamoró de un pez. Yo presencié el pesado proceso de fabricación en La Funesiana. Cuando me daba una vuelta por ahí los veía a Funes y a Lucía trabajar con ganas. Y con amor también, que es, en definitiva, por lo que uno hace estas cosas. Funes me decía:
-Ojalá le vaya bien a este libro por que está buenísimo lo que hace Daniela.

Yo todavía no la conocía, no tenía ese gusto. Y mientras los chicos cosían, pegaban y esas cosas, agarraba clandestinamente uno de los libros ya terminados y lo leía escondido. Lo hice varías veces. Es de esos textos. Con una sola no te alcanza. Hay tanto detrás de él que embarcarse en descubrir lo que esconden esas elipsis es una agradable aventura.
Pero tengo que dar un paso al costado. Mercedes Halfon, que hoy presenta su libro, escribió algo hermoso sobre el libro, algo que me hubiese gustado escribir a mí pero nunca me hubiese salido. Algo inteligente, profundo, delicado, culto y sugestivo. Todo no se puede en la vida, loco.
Y está muy bien.


Texto leído por Mercedes Halfonel jueves 8 de octubreen el CC Pachamama


dibujo: Paula Mariaschtambién ilustradora del libro

Historia de una chica que se enamoró de un pez



Al pez de este libro se le ven las espinas. Ese es el problema: no es un pez, no está vivo, pincha, salta pero es un cadáver. Estas cosas están en el libro. Se cuenta la historia de un amor, pero desde el fracaso. Contradicciones, tensiones temáticas y formales. Terminología net, imaginario posmoderno y blogger que se imprime en la factura artesanal de la Funesiana, donde la hoja con mini serrucho es posible y la ideología es la de la hechura por mano propia. Historia de una chica que se enamoró de un pez es el primer libro escrito –íntegramente– por una mujer, que edita la Funesiana. La pregunta de por qué habría que hacérsela a Funes, pero lo que se puede decir es que el libro de Danixa comparte con el resto del catálogo la potencia de las palabras: como Grounge, como San Francisco/Cordoba, como Escolástica Peronista Ilustrada (por citar algunos ejemplos), es un libro duro, de tapas y contenido; se puede confiar en su efectividad de principio a fin. Hay Chic Lit. Lo digo en un sentido positivo aunque el término ahora sea una moda, y sea una moda también desconfiar de las modas. Es Chic Lit como Damian Ríos escribe poemas Boy Lit. La autora narra en primera persona la peripecia de un amor hacia un pez (chico), el recorte temático es bien definido, y a la vez tan universal como cualquier otra historia. El amor desde el punto de vista femenino como en Jane Austen, como en Emily Bronte, como en Lorrie Moore. Aquí los dibujos de Paulita Mariasch ocupan un lugar fundamental: el collar al que se le pierde una cuenta, que se rompe, es una imagen que sintetiza el fracaso sentimental, la tristeza de la pérdida, del quiebre, del detalle mínimo (sólo una cuenta) que puede destruirlo todo. Nada más triste que ver un collar que nos gusta mucho rompiéndose y las cuentas resbalando por el suelo, debajo de las sillas, de la cama, quedando para siempre escondidas en frentes inexpugnables. En los dibujos, en las palabras, hay una búsqueda permanente de la síntesis: ese es el lugar donde el espíritu twitter se une con el conteo de sílabas del haiku. En esa búsqueda de la síntesis es dónde el libro logra su mayor efectividad, a veces desde el humor, (“Lo del rescate en el caballo blanco: nunca pasó”) a veces desde cierto patetismo (“Sueño momentos preciosos y te cicatrizo/ cada/ mañana”). Pero lo de Historia... es un poco falso, porque además de las alteraciones cronológicas – empieza diciendo que “lloraría”, pero sigue diciendo que “fue WOW”– se suman otros elementos disruptivos. La sorpresiva aparición de Venecia, un trago que se pierde, reflexiones de la autora que diluyen los límites del relato, lo vuelven algo más abstracto. Este es un libro fechado, contemporáneo, actual. Aquí reside su especificidad y su virtud. En los huecos de la historia, todo lo que Danixa no dice, estamos nosotros, nuestros lugares comunes –“tu silencio verde es tan on line (no clickear)”, dice en un momento– nuestras pertenencias. Y no hay nada que indique que lo fechado es algo menor. No se sabe a ciencia cierta cuál es la virtud de escribir algo que dure mil años, –en ese momento sin duda vamos a estar todos muertos– lo que sí podemos pensar virtuoso es escribir algo que logre conmover. Eso hace Historia de una chica que se enamoró de un pez, conmueve, y al mismo tiempo que lo hace, combate prejuicios súper extendidos en el campo de lo artístico: contra lo fechado, contra lo femenino, en síntesis, contra lo menor. Ahí, en esos territorios pantanosos y discutidos, Daniela se para y hace un libro de poemas-reloj, una novela en miniatura, una historia que es la de todos y la suya, la de su libro, un retrato generacional, que habla sobre las bellezas de cenar, cojer y usar wi-fi, y que dice que uno podría llorar pero no lo hace, porque es mejor seguir escribiendo versos en cuadernitos, que pueden perderse o durar tanto como los del japonés Matsuo Basho que son del XVII y nos siguen pegando.
Hoy responde Daniela Pasik
1-¿Cuál fue el primer libro que leíste?
Creo que Una niña anticuada, y después Mujercitas y así de a poco todos los de una gloriosa colección que había en mi infancia que se llamaba Robin Hood, tapa dura y amarilla.

2-¿Cuál fue el primer libro que compraste?
Mis padres son grandes lectores y crecí leyendo sus libros. Ciencia Ficción y clásicos rusos, en general. Me acuerdo de un momento clave en la adolescencia en que necesité leer un contemporáneo real y les pedí. Claro, ellos me dieron Cortazar. Muy lindo, pero yo quería leer a alguien que sea joven como yo era joven, no uno que ponía otra música, iba a cafecitos...
Es difícil rebelarse a padres lectores y seguir leyendo. Encontrar tu camino fuera de lo setentoso. Unos amigos tenían una banda que se llamaba Menos que cero, era por un libro de Bret Easton Ellis. Me lo compré camino al colegio, lo empecé en el colectivo y lo terminé esa misma noche. Mi cabeza se abrío a la modernidad y de ahí fue un gran non stop.

3-¿Cuál fue el primer libro que robaste?
A mi padre le robé Crónicas Marcianas, de Ray Bradbury, a los 12 años. Aún lo tengo. Mucho tiempo robé libros que me habían prestado y que consideraba que era más justo que estuvieran conmigo que en otra biblioteca. Cada tanto lo hago, aunque en realidad trato de comprarlos. Lo más honesto que logré es avisar: "Mirá que si me gusta mucho por ahí te lo robo".

4-¿Cuál fue el primer libro que influyó en vos de alguna manera?
Millones. Cada época de mi vida está marcada por cierto tipo de libros. Siempre hay uno que abrió un camino, claro. Por ejemplo, en orden de aparición: Los cristales soñadores, de Sturgeon; Los hermanos de la cabeza, de Brian Aldiss; Lolita, de Nabokov; Seymour: una introducción, de Salinger; Los malditos y los bellos, de Fitzgerald.... Y más, entre Tennessee Williams y Bukowski, pasando por Hanif Kureishi.

5-¿Qué necesitás para ponerte a escribir?
Ganas.

6-¿Qué fue lo primero que escribiste?
Un cuento de suspenso, cienca ficción y amor. Con marcianos que perseguían a una chica que se llamaba jazmín y un chico que se llamaba Dany. Tenía tipo 11 años.


7-¿Qué fue lo primero que publicaste? ¿Cómo lo ves ahora?
Trabajo como periodista, así que desde siempre soy "publicada", pero notas. Narrativa publiqué de grande, siempre creí que era mejor esperar antes que arrepentirme después. Estar segura del material, tener una obra entre manos. Me sirvió mucho, para animarme, ensayar en mi blog (nadapersonal.blogspot.com), que lo tengo desde 2003. Finalmente en 2007 publiqué un cuento breve en el suplemento de cultura de Diario Perfil. Es parte de un libro de relatos que aún tengo en proceso y todavía me gusta, aunque creo que le falta un poco de trabajo.

8-¿Qué estás escribiendo en este momento?
Un libro de relatos, nueve, que se llama Y nosotros PUM.

9-Un libro imperdible.
Imposible elegir sólo uno. Mejor les digo el último que me enamoró. Fue El mundo según Garp, de John Irving.

10-Una definición de escritor
Depende qué escritor. Para mí, alguien que se tome en serio lo que hace, que le pase que a veces lo único que puede hacer es escribir y que lea mucho, siempre, todo. Que le importe más el proceso que el final y que esté más interesado en hacer que en ser.
Gracias, Daniela