Una vela


...Hechos a manos. Se trata de sellos pequeñísimos, orilleros, que tiran hasta 40 ejemplares por título. Su nicho es la Feria del Libro Independiente y Autogestiva (FLIA). “Son proyectos que buscan mostrar nuevas voces, con una identidad propia y que muestren una idiosincrasia poderosa, sin tener que mirar siempre hacía el centro”, resume Walter Lezcano, editor de Mancha de Aceite (editorialmanchadeaceite.blogspot.com). En el blog del sello, Lezcano brinda una definición marketinera: “La primera editorial independiente de San Francisco Solano (Quilmes, al sur del conurbano bonaerense). La segunda más chica de Latinoamérica”. Publica sólo 20 ejemplares por libro. En Santo Tomé, Santa Fe, el sello La Gota tira apenas 12 libros por título. Realmente chiquita. De ahí en más, otras sacan 40.
Por lo pronto, Mancha de Aceite cuenta con dos libros en su catálogo: Partes de guerra, del propio editor, y Bailanta, de Matías Gómez, ficciones ancladas en el Gran Buenos Aires. “Nos parece interesante publicar a gente de la zona y alrededores. Son personas para las cuales el hecho de ver sus historias en un papel es una utopía”, explica Lezcano. Junto con su novia y coeditora, Patricia Giménez, confeccionan a mano los libros. Cortan, cosen, fotocopian, imprimen y encuadernan los ejemplares, cada vez que él regresa de dar clases de Lengua y Literatura en escuelas secundarias. Montaron un sello con pocos recursos: una impresora, cartón, hojas, hilos y agujas, inspirados en Funesiana, la editorial de Lucas “Funes” Oliveira. Son realmente artesanales y apuntan a revalorizar al libro como objeto material. “Son brolis hermosos que quedan muy lindos en cualquier biblioteca. Los cosemos con muchas ganas”, vende.

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