Se fue nomás el 2009



Muchísimas gracias a todos los que se coparon
comprando los libros en las ferias
en los reportajes
corrigiendo
aconsejando
entrando al blog
dejando mensajes
mostrando sus escritos
en fin
por todo
¡son lo más!
Uno quisiera darles algo más consistente
más duradero
pero no todo es posible.
Así que infinitas gracias.
Nos vemos el año que viene
con todo
con libros
y siempre buscando esas experiencias
que hacen de la vida un lugar emocionante.
Gracias de nuevo, nunca está de más.
Seguimos acá con todo
a full.
Lo que viene es mejor,
te lo juro por mi vieja.
Abrazo y que sigan bien.

La tierra prometida: Hoy: Solano City (Toma cinco)

Necesidades básicas/Donato Alvarez y calle 825

Por Patricia Giménez

Hablan los que escriben. Hoy responde: Alfredo Jaramillo


por Walter Lezcano

Yo leía sus poemas en su blog. Me gustaban tanto que se los hacía leer a Patricia y ella me los devolvía en voz alta. Eran unas tardes increíbles, tardes de domingo o, peor, entre semana, ponele un martes a las seis y cuarto de la tarde, en las cuales uno busca ser salvado por alguien. Por suerte allí estaban los escritos de Alfredo Jaramillo.


Y es que la juventud puede ser vista, es una posibilidad entre tantas, como esa etapa en la que se busca aliados. El mundo en más parecido a La carretera de McCarthy que a Kafka en la orilla de Murakami. Entonces hay que encontrar refugios seguros frente la impiedad del planeta tierra. Lugares en donde poder resguardarse de todo aquello que te golpea la espalda, que algunos llaman la realidad y que mi vieja me aviso que iba a venir y yo, como corresponde, nunca le di cabida.


Se notaba en esos versos y esas estrofas ciertos caminos en los cuales uno puede reconocerse. Era pura intuición, esa certeza emparentada con la fe, porque de poesía no entiendo nada. Igual creo que cierta teoría queda tan chica aveces para abordar lo incontenible. Yo leo algo y si me conmueve sigo y no paro y ahí se puede aprender algo de la vida, algo que no se puede aprender en ningún otro lado. Y algo de eso sucede cuando uno lee Tranqui hoy, por nombrarte un hit poderoso, de esos de estadio, pared de sonido y toda la parafernalia.

Después vino el descubrimiento de que era de Neuquén y cierto conocimiento biográfico que a mí no me interesa. Lo que sí era atractivo de saber era que había sacado un libro en la querida Funesiana, ¿En que otra editorial podría haber sacado su texto? Se trata de Grunge.



Al día de hoy está agotado, ya va por su segunda edición. Sale veinte mangos, y creo que es un buen negocio conseguir tanto fulgor por tan poca guita. Aquí se están contradiciendo los valores capitalistas, loco. Así que habría que tenerlo si uno quiere saber de qué la va la juventud, el rock, y toda esa locura.


El otro día fue el cumpleaños número treinta y uno de Funes. Ahí cayó Jaramillo, vestido con una de las mejores remeras de una de las mejores bandas de rock

Entre cerveza y risas, con Patricia nos dimos cuenta de lo buena gente que es Jaramillo. Algo mucho más difícil de encontar que buenos poetas. Y eso es lo que queda finalmente.


Hoy responde Alfredo Jaramillo


1-¿Cuál fue el primer libro que leíste?

Lo primero que recuerdo haber leído fue la increíble historieta Astérix. Si uno ve ahora esa colección (creo que eran 24 tomos con una historia diferente en cada uno), se da cuenta de que parecía mas bien una revista, algo que estaba ahí para que los chicos -como yo en aquel entonces- de cinco o seis años la agarraran y no la soltaran nunca más en su vida. Yo estuve leyendo eso hasta los 13. Y me encantaría volver a releerlo ahora, estoy seguro que con la misma alegría que sentía entonces, cuando leía frases como “estos romanos están majaretas”. Por entonces mi mamá trabajaba como maestra doble turno y no podía sola con las tareas de la casa, así que en el dúplex donde vivíamos con mi familia la limpieza la hacía Esther., que también me cuidaba. Me acuerdo estar metido en la cama, vestido con mi pijama, mientras Esther me leía en voz alta La residencia de los dioses. Es uno de los primeros recuerdos que tengo de mi vida (qué loco, pienso mientras escribo esto, saber que la vida viene desde tan lejos), y uno de los más felices.

2-¿Cuál fue el primer libro que compraste?

Creo que no fue uno solo, sino que fueron varios. Y no fue con dinero propio, sino con el de mis padres. Yo nací y me crié en Neuquén, pero en uno de mis viajes a Buenos Aires durante la niñez, pasamos por la librería Ateneo (creo que en ese momento había una sobre la calle Florida) y me acuerdo haber comprado un montón de libros, muchos de la famosa colección del Quirquincho y otros de divulgación histórica para chicos, esos títulos que hablaban sobre los mayas, los romanos, cosas por el estilo. Después pasó un largo período, en coincidencia con todo mi secundario, donde no compré ni un solo libro, sino todo lo contrario: me desprendí de buena parte de ese legado. Todavía hoy me arrepiento de haber canjeado un montón de esos títulos para comprar mi primer 25 de porro.

3-¿Cuál fue el primer libro que robaste? :

Creo que nunca robé un libro, pero sí robaba revistas en los kioscos del centro de Neuquén. Y cuando digo robaba, digo que robaba muchas, sobre todo esas revistas de rock que venían (ahora no vienen más, las revistas de rock murieron en los noventa) de Estados Unidos y Gran Bretaña, tipo Metal Hammer y Guitar. Lo que más me gustó robarme fue un libro lleno de láminas de los Smashing Pumpkins. Empapelé mi primer habitación de la universidad con esos posters.

4-¿Cuál fue el primer libro que influyó en vos de alguna manera?

Siempre me viene a la cabeza el mismo, pero creo que fueron varios más: Los ejércitos de la noche, de Norman Mailer. Es una crónica de la multitudinaria marcha que avanzó sobre Washington en contra de la Guerra de Vietnam, creo que en 1964. Lo leí segundo año de la universidad, cuando todos más o menos fantaseábamos con ser periodistas y estar metidos en el hueso de las cosas. Claro que después crecés y te das cuenta que escribir es dificilísimo, lo que deriva en la más que obvia conclusión -después de leer ese libro- de que Mailer es una bestia.

5-¿Qué necesitás para ponerte a escribir?

Una idea o una frase. Ya con eso empiezo. Después necesito un poco de calma y bajar la ansiedad de publicarlo en el blog o mostrar los bocetos. Últimamente pienso que es mejor cuando se escribe sin urgencias de que otros vean lo que se escribe. Ahora quiero que mi escritura sea primero para mí.

6-¿Qué fue lo primero que escribiste?

Unos cuentos rarísimos en la primaria, pero me di cuenta que me gustaba escribir a los 16 años. Estaba muy perturbado (había canjeado mis libros por porro) y había entrado en el tren fantasma de la adolescencia, no entendía nada, me llevaba mal con mis padres, en fin, las cosas de casi todos. Así que me ponía a hacer catarsis en unos papeles cualquiera que nunca conservé.

7-¿Qué fue lo primero que publicaste? ¿Cómo lo ves ahora?

Publiqué unos poemas en un concurso de Neuquén, y después edité Grunge por la Funesiana. De Grunge siempre voy a estar contento porque ahora que lo repaso me doy cuenta que ese libro soy todo yo. Con esto quiero decir que muchas de las cosas que se escriben se hacen tras la fantasía de la representación, ¿no? Al fin y al cabo eso es la literatura, pero en Grunge me veo más desnudo y más inocente que en las últimas cosas que estoy escribiendo. Además, es el librito que me permitió conocer a un montón de amigos.

8-¿Qué estás escribiendo en este momento?

Algunos poemas sueltos, otros poemas que forman series más largas como el de Toxilove, que le escribí a mi novia. Estoy corrigiendo una recopilación de poemas que quizá publique el año que viene, algo que por ahora se llama Villa Negra, pero quien sabe. También tuve una breve incursión narrativa y, sobre todo, periodismo, que para mí es tan importante como la poesía y cualquier forma de ficción.

9-Un libro imperdible

Me gustaría ser un animal, de Ezequiel Alemián. Un libro de poemas en prosa que podría crear todo un nuevo programa de escritura en Argentina.

10-Una definición de escritor

Alguien que sabe darle a las ideas y sentimientos sus mejores formas.

Gracias, Alfredo

La tierra prometida: hoy Solano City (Toma cuatro)

Sevilla/Calle 820 y Donato Alvarez

por Patricia Giménez

Y felicidades para todos.

Crean o no.

Abrazo y que sigan bien.

No solo el calor pega en enero

Cuatro libros, cuatro películas, por Juan Terranova:

1. Bajo ese sol tremendo de Carlos Busqued y El dependiente de Leonardo Favio.
2. Escolástica peronista ilustrada de Carlos Godoy y Perón, sinfonía del sentimiento de Leonardo Favio.
3. Raspando la cruz de Rafael Spregelburd y The Werewolf Women of the SS de Rob Zombie.
4. Manual Sadomaso Porno de Alberto Laiseca y Red-Tube.

Otras películas que se citarán durante el curso:

Picado fino de Esteban Sapir
La hora de los hornos de Pino Solanas
Ilsa, She Wolf of the SS de Don Edmonds
Garganta profunda de Gerard Damiano

Más info en: http://www.elamante.com

Hablan los que escriben. Hoy responde: Eduardo Berti.


por Walter Lezcano

A veces creo que mi vida no tendría sentido sin la música. Son días en los que la suerte me señala con un dedo y se me caga de risa en la cara. Entonces pongo rock and roll a todo lo que da en un pequeño equipo viejo que tengo en el living de casa y puedo levantar la cabeza. Si, la música como salvavidas o salvamomentos. Desde muy pibe lo viví de esa manera, por eso mi compulsión a comprar revistas de Rock. Compro, ahora que puedo porque antes me las miraba embobado y triste en los puestos de diarios o se las pedía a un amigo con guita, la Rolling Stone, Inrockuptibles y La Mano. Y también libros.
La literatura rockera es un género complejo. Hay que superar la fascinación por las estrellas y la adulación como modo de acercamiento. Muchas veces el periodista queda rendido ante las hazañas del héroe y lo que nos llega es un texto que tiene como función ser la prueba de que estuvieron presentes allí donde nadie más puede acceder. Yo estuve ahí, parecen decir. No hay nada interesantes en esas notas, esas palabras no sucitan mas que bostezos. Sin embargo hay personas que pueden escribir con un estilo diáfano sobre algo tan irracional como la música. Una de esas personas es Eduardo Berti.
Yo había leído que Crónica e iluminaciones era algo así como como un tesoro.

Por inconseguible, y , sobre todo, porque había marcado un paradigma en el terreno de literatura sobre rock. Y estaba el tema de que se trataba de Spinetta. Un significante que puede abrir la posibilidad de hallar una bocha de significados. Yo a mis catorce años era fanático del flaco. Había escuchado infinidad de veces cada uno de sus discos y creía en lo que decía como sólo se puede confiar en los ídolos. Para mí era a la vez oráculo y destino. Ahora ya no, ¿qué importa eso? El pasado es el camino, no hay que olvidar eso.
Entonces tenía dos buenas razones para conseguir el libro. Conocía la prosa de Berti por las notas sobre música. Análisis, soltura, claridad, inteligencia, sutileza, todas esas cosas duraderas que uno descubre en ciertas plumas y que da gusto encontrar en las páginas fugaces de un diario o una revista.
Recorrí las librerías de Capital, del centro para ser veraz, y ni noticias del texto. Y después de un tiempo desistí la búsqueda. No hay que forzar ciertos encuentros. Van a ocurrir si es que así tiene que ser. Entonces unos años después, en la gloriosa Feria de Solano veo una mesa con libros apilados, y , por costumbre, los levanto para ver si hay algo que valgo la pena y ahí estaba. Era un sábado a la una de la tarde. Lo que demuestra que en cualquier momento, en cualquier lugar, lo maravilloso se puede hacer presente. Compré Crónica e iluminaciones a un precio irrisorio y fui a mi casa y me leí de un saque.
Se aprende mucho con libros como ese. Por ejemplo que no hay géneros menores, ni temas que no puedan ser renovados por una mirada despierta. Lo que implica que hay que estar despiertos. Siempre.
El libro lo deja hablar a Spinetta. Y el laburo de Berti es contextualizar, relacionar, preguntar y repreguntar. En fin, poner en práctica ese ejercicio de cuestionar y no dar nada por hecho llamado inteligencia.
Y lo encontré cerca de casa. Así es, lo bueno no está lejos de donde nos encontremos. No hay que engañarse.
Al flaco ya no lo escucho, pero a Berti lo sigo leyendo como siempre. Algunas cosas quedan y de otras solamente el recuerdo.
Y a no olvidarlo: Mañana es mejor. Siempre.

Hoy responde Eduardo Berti
1-¿Cuál fue el primer libro que leíste?

El libro “Upa”, que entonces se usaba para aprender a leer.


2-¿Cuál fue el primer libro que compraste?

No estoy seguro… Creo que el primer que pedí fue uno de la colección Robin Hood, seguramente. Pero mi primera imagen de estar solo en una librería, comprándome un libro, es algo difusa. Me parece que compré algo de Kafka, si la memoria no me falla.


3-¿Cuál fue el primer libro que robaste?

Siempre fui muy cobarde para robar libros de las librerías. Mis amigos volvían de la Feria del libro con los bolsillos llenos. Yo, más que robar, “encargaba”: traéme tal o tal otro. Pero una vez robé un libro de una casa donde unos amigos estaban veraneando. Era un libro de Platón (una lectura no muy de verano, lo sé…). Los dueños de la casa la alquilaban amueblada, con biblioteca y todo. Supongo que habrán pensando: “Quién se va a afanar un libro de Platón”.


4-¿Cuál fue el primer libro que influyó en vos de alguna manera?

Supongo que el mismísimo “Upa”, porque me cambió la vida: empecé a leer.


5-¿Qué necesitás para ponerte a escribir?

Papel y birome (o lápiz). Y que no me hablen al lado a los gritos… Al menos no en un idioma que entiendo. Puede haber ruido general. Puedo estar en un tren. Puede haber música instrumental. Eso no me afecta mucho. Pero me mata que alguien hable fuerte, porque me interfiere.


6-¿Qué fue lo primero que escribiste?

Unos cuentitos, a los 10 años, más o menos. Y también una historieta (yo escribía y dibujaba, lo último pésimamente) llamada “Mic, el marciano”.


7-¿Qué fue lo primero que publicaste? ¿Cómo lo ves ahora?

Lo primero fue un cuentito en una revista de la escuela secundaria. Horrible.


8-¿Qué estás escribiendo en este momento?

Acabo de terminar un libro de cuentos. Espero que sean mejores que el de la revista escolar.


9-Un libro imperdible

“El barón rampante”, de Italo Calvino (por nombrar uno solo)

10-Una definición de escritor

Creo que fue Thomas Mann el que dijo una vez que un escritor es alguien para quien escribir es una tarea más difícil que para cualquier otro. No está mal como definición.

Gracias, Eduardo

¡Mañana: anteúltima oportunidad para conseguir nuestra primera mancha!

Patricia, nuestra diseñadora,

(para saber a quién pedirle )

estará vendiendo nuestros libros en un stand de la editorial acá, en esta prometedora fiesta de fin de año:




¡Los esperamos a todos!

Vayan, vamos, loco, que se pone bueno.

Abrazo y que sigan bien.

Hablan los que escriben. Hoy responde: Gonzalo Garcés.


Yo compré Los impacientes, la segunda novela de Garcés, por dos razones. La primera: por una nota que había salido en Rolling Stone. La segunda: porque había ganado un concurso importante, y en esa época yo hacía algo muy raro, que ahora lo pienso y me da vergüenza: compraba ese tipo de novelas para ver si podía estudiarlas y aprender a escribir de esa manera con la finalidad de ganar algún premio literario de mucha plata. Por esa necedad me morfé infinidad de páginas descartables, que luego regalaba a gente que me caía mal.

La cuestión es que le entré al texto y luego de la página veinte no pude seguir. No me pude enganchar. No era la primera vez que me sucedía, pero esa imposibilidad trajo algo nuevo. Me sacó de ese dolor autoimpuesto de entrar y terminar libros obligatorios, aquellos que hay que lee sí o sí. Desde ese momento iba leer solamente aquello que me gustara. Que, en definitiva, lo que hay que hacer desde siempre. Pero me llevó un tiempo darme cuenta de eso.

Puse el libro en mi biblioteca. Antes de dejarlo descansar ahí unos años, que en la solapa se hablaba de una influencia. El cuarteto de Alejandría de Durrell. Un tipo al que tenía de nombre porque lo mencionaba Henry Miller, uno de los autores de mi adolescencia.

Esos cuatro libros me dieron una de las mejores experiencias de mi vida. Y se lo debía a Garcés.

Y pasó el tiempo, como suele ocurrir. Y un día, ordenando la biblioteca en una casa a la que recién nos habíamos mudado reapareció como un viejo amigo ese libro. Era el único que no había terminado. Pensé que sería bueno darle una segunda oportunidad. A veces uno no está preparado para ciertos acontecimientos.
Y lo terminé. Y me pregunté porqué lo había dejado. Me respondí que quizás era la edad, yo era muy pendejo por entonces. Estaba muy verde. Reflexioné sobre eso porque Los impaciente habla, entre otras cosas, de la juventud. Esa etapa desquiciada de la vida a la que, por suerte, no se vuelve más una vez que se la abandona.
Una vez lo encontré a Garcés en el chat de Facebook y le comenté que su novela me había encantado. Él me dijo que era la única de las que había escrito que no le gustaba. Cosas que pasan. Yo sigo diciendo que es una gran novela. Más allá de lo que piense su autor. Que lo único que hizo fue escribirlo.
Hoy responde Gonzalo Garcés.
1-¿Cuál fue el primer libro que leíste?
El primero que leí, no me acuerdo. El primero que me impresionó, fue una de las aventuras de Guillermo Brown, "El cerdo del espacio".

2-¿Cuál fue el primer libro que compraste?
Buena pregunta. Tampoco lo recuerdo.

3-¿Cuál fue el primer libro que robaste?
Ése sí me acuerdo. Y es la primera vez que lo cuento, porque me da una vergüenza terrible.
Cuando tenía dieciséis años me alojé una noche en casa de un médico en el campo, cerca de Uspallata, en Mendoza. Encontré un libro de Stefan Zweig sobre Dostoievski, Dickens y Balzac. Y me lo robé. Abusé de la hospitalidad. Doctor, por favor, si lee esto perdóneme. Estoy dispuesto a devolverlo.

4-¿Cuál fue el primer libro que influyó en vos de alguna manera?
"Prosa del Transiberiano y de la pequeña Juana de Francia", de Blaise Cendrars.

5-¿Qué necesitás para ponerte a escribir?
Que no me jodan.

6-¿Qué fue lo primero que escribiste?
Un artículo sobre la película "Relaciones Peligrosas", para la revista de mi colegio, donde anunciaba que, cuando fuera grande, iba a ser libertino.
7-¿Qué fue lo primero que publicaste? ¿Cómo lo ves ahora?
Mi primera novela se llamaba "Diciembre". El título es un asco, pero la novelita está bastante bien. Me gusta que el narrador sea un adolescente que se asume sin drama como un soberbio insoportable.

8-¿Qué estás escribiendo en este momento?
Una novela larga.
9-Un libro imperdible
"Conversación en la Catedral", de Vargas Llosa. Sobre todo para argentinos. Los argentinos casi nunca hacemos algo interesante con la estructura de las novelas, pocas veces nos damos cuenta de toda la música que podemos sacar de ahí, pero con Vargas Llosa podemos aprender algo.
10-Una definición de escritor
Alguien que puede pasar al menos un año dedicando lo mejor de su tiempo a escribir un libro. Un año, para mí, es el mínimo que da la medida del aguante necesario. Claro que se puede escribir un libro en menos tiempo. Pero sin jefes que te apuren, sin una estructura que te banque, la mayor parte de las veces sin que te paguen, si podés dedicar un año a un libro sabés que sos escritor. Y si podés dedicarle catorce años, como James Joyce hizo con el Ulises, lo más probable es que seas un escritorazo.
Gracias, Gonzalo

Recuerdos de la FLIA


Salimos para La Boca

El 33 tardó una boche porque era domingo. Algunos se tiraron a descansar.





Llegamos y armanos nuestro puestito. Felicidad.



La gente llegaba de a poco. Miren el cielo.


La Funesiana atraía muchas miradas.


La artista Lucía Pasik aprovecha para seguir creando esos hermosos anotadores que hace. En la FLIA hay lugar para todos.



Así estuvo todo el día
Y todos pasamos un poco de frío. Pero te juntabas con alguien y al toque se pasaba.


Nosotros rancheamos con la nave madre de La funesiana.




La pasamos de puta madre.

Estas cosas te reconcilian con la vida, loco.

Juntensé. Van a ver que está buenísimo.

Abrazo y que sigan bien.

Mancha viajera. Nuestro libro visita Nueva York






Muchas gracias a Liliana y Ariel.
Hermosas personas que tienen lo realmente importante:
bondad.
Seguimos con todo, che...

Asistiendo a Bart


Blanca me dice que hay señales en los días de tu vida que te indican que es momento de dejar la docencia, y que uno las ve siempre. Lo que se hace después con esa revelación es una decisión personal: te hacés cargo o empezás a robar, a ver una tarea revolucionaria como una carga, un laburo de oficina. Mentalmente te pusiste un quiosco y a partir de ahí peleás sólo por las monedas. Me dejó pensando. Ella da clases en un colegio privado. Yo soy empleado estatal. El otro día hablábamos de nuestro laburo y tiró, tranquila, esa idea. Funes estaba cocinando pastas, hacía calor, era de noche en el Abasto. Hay que estar despierto, me dijo una vez el tipo para el que repartía diarios, con el radar aguzado para percibir algo intenso en medio de la baja espuma de lo cotidiano. Me parece que Blanca hablaba de la dignidad, de lo que hay que tener para despedirse de esa tarea que ya no te importa cómo sale; cuando uno ya no siente que la educación es el camino más cercano a la hora de pensar en cambios vitales, duraderos. Fondo blanco y a otra cosa. Y, obviamente, perdimos. De todas maneras, no se la van a llevar de arriba.
Días antes estaba por entrar a dar clases en una escuela de San José, partido de Almirante Brown. Una vez más, pero siempre única, impredecible, como son las personas, me iba a encontrar frente a un séptimo grado. Con chicos repetidores, con nenes desfasados, con alumnos a los que el delantal les queda chico o muy grande y no les importa. Agrupados con ningún criterio más que el del rótulo de los peores, algo a lo que uno se puede acostumbrar sin problemas. Es el Primero “D”, el último escalón en la carrera por el ascenso.

Ayer


Nos quedamos sin FLIA por culpa del clima.

Pero hoy...

Cargamos los bolsos de libros y vamos A AV. PATRICIOS 1941

a compartir con todos la independencia, la literatura,

en fin, la vida.

Nos vemos ahí.

¡Van a estar nuestros libros!

Repetimos el martes.

Abrazo y que sigan bien.

Hablan los que escriben. Hoy: Daniela Pasik


por Walter Lezcano

Quería hablar sobre un libro que me gusta mucho: Historia de una chica que se enamoró de un pez. Yo presencié el pesado proceso de fabricación en La Funesiana. Cuando me daba una vuelta por ahí los veía a Funes y a Lucía trabajar con ganas. Y con amor también, que es, en definitiva, por lo que uno hace estas cosas. Funes me decía:
-Ojalá le vaya bien a este libro por que está buenísimo lo que hace Daniela.

Yo todavía no la conocía, no tenía ese gusto. Y mientras los chicos cosían, pegaban y esas cosas, agarraba clandestinamente uno de los libros ya terminados y lo leía escondido. Lo hice varías veces. Es de esos textos. Con una sola no te alcanza. Hay tanto detrás de él que embarcarse en descubrir lo que esconden esas elipsis es una agradable aventura.
Pero tengo que dar un paso al costado. Mercedes Halfon, que hoy presenta su libro, escribió algo hermoso sobre el libro, algo que me hubiese gustado escribir a mí pero nunca me hubiese salido. Algo inteligente, profundo, delicado, culto y sugestivo. Todo no se puede en la vida, loco.
Y está muy bien.


Texto leído por Mercedes Halfonel jueves 8 de octubreen el CC Pachamama


dibujo: Paula Mariaschtambién ilustradora del libro

Historia de una chica que se enamoró de un pez



Al pez de este libro se le ven las espinas. Ese es el problema: no es un pez, no está vivo, pincha, salta pero es un cadáver. Estas cosas están en el libro. Se cuenta la historia de un amor, pero desde el fracaso. Contradicciones, tensiones temáticas y formales. Terminología net, imaginario posmoderno y blogger que se imprime en la factura artesanal de la Funesiana, donde la hoja con mini serrucho es posible y la ideología es la de la hechura por mano propia. Historia de una chica que se enamoró de un pez es el primer libro escrito –íntegramente– por una mujer, que edita la Funesiana. La pregunta de por qué habría que hacérsela a Funes, pero lo que se puede decir es que el libro de Danixa comparte con el resto del catálogo la potencia de las palabras: como Grounge, como San Francisco/Cordoba, como Escolástica Peronista Ilustrada (por citar algunos ejemplos), es un libro duro, de tapas y contenido; se puede confiar en su efectividad de principio a fin. Hay Chic Lit. Lo digo en un sentido positivo aunque el término ahora sea una moda, y sea una moda también desconfiar de las modas. Es Chic Lit como Damian Ríos escribe poemas Boy Lit. La autora narra en primera persona la peripecia de un amor hacia un pez (chico), el recorte temático es bien definido, y a la vez tan universal como cualquier otra historia. El amor desde el punto de vista femenino como en Jane Austen, como en Emily Bronte, como en Lorrie Moore. Aquí los dibujos de Paulita Mariasch ocupan un lugar fundamental: el collar al que se le pierde una cuenta, que se rompe, es una imagen que sintetiza el fracaso sentimental, la tristeza de la pérdida, del quiebre, del detalle mínimo (sólo una cuenta) que puede destruirlo todo. Nada más triste que ver un collar que nos gusta mucho rompiéndose y las cuentas resbalando por el suelo, debajo de las sillas, de la cama, quedando para siempre escondidas en frentes inexpugnables. En los dibujos, en las palabras, hay una búsqueda permanente de la síntesis: ese es el lugar donde el espíritu twitter se une con el conteo de sílabas del haiku. En esa búsqueda de la síntesis es dónde el libro logra su mayor efectividad, a veces desde el humor, (“Lo del rescate en el caballo blanco: nunca pasó”) a veces desde cierto patetismo (“Sueño momentos preciosos y te cicatrizo/ cada/ mañana”). Pero lo de Historia... es un poco falso, porque además de las alteraciones cronológicas – empieza diciendo que “lloraría”, pero sigue diciendo que “fue WOW”– se suman otros elementos disruptivos. La sorpresiva aparición de Venecia, un trago que se pierde, reflexiones de la autora que diluyen los límites del relato, lo vuelven algo más abstracto. Este es un libro fechado, contemporáneo, actual. Aquí reside su especificidad y su virtud. En los huecos de la historia, todo lo que Danixa no dice, estamos nosotros, nuestros lugares comunes –“tu silencio verde es tan on line (no clickear)”, dice en un momento– nuestras pertenencias. Y no hay nada que indique que lo fechado es algo menor. No se sabe a ciencia cierta cuál es la virtud de escribir algo que dure mil años, –en ese momento sin duda vamos a estar todos muertos– lo que sí podemos pensar virtuoso es escribir algo que logre conmover. Eso hace Historia de una chica que se enamoró de un pez, conmueve, y al mismo tiempo que lo hace, combate prejuicios súper extendidos en el campo de lo artístico: contra lo fechado, contra lo femenino, en síntesis, contra lo menor. Ahí, en esos territorios pantanosos y discutidos, Daniela se para y hace un libro de poemas-reloj, una novela en miniatura, una historia que es la de todos y la suya, la de su libro, un retrato generacional, que habla sobre las bellezas de cenar, cojer y usar wi-fi, y que dice que uno podría llorar pero no lo hace, porque es mejor seguir escribiendo versos en cuadernitos, que pueden perderse o durar tanto como los del japonés Matsuo Basho que son del XVII y nos siguen pegando.
Hoy responde Daniela Pasik
1-¿Cuál fue el primer libro que leíste?
Creo que Una niña anticuada, y después Mujercitas y así de a poco todos los de una gloriosa colección que había en mi infancia que se llamaba Robin Hood, tapa dura y amarilla.

2-¿Cuál fue el primer libro que compraste?
Mis padres son grandes lectores y crecí leyendo sus libros. Ciencia Ficción y clásicos rusos, en general. Me acuerdo de un momento clave en la adolescencia en que necesité leer un contemporáneo real y les pedí. Claro, ellos me dieron Cortazar. Muy lindo, pero yo quería leer a alguien que sea joven como yo era joven, no uno que ponía otra música, iba a cafecitos...
Es difícil rebelarse a padres lectores y seguir leyendo. Encontrar tu camino fuera de lo setentoso. Unos amigos tenían una banda que se llamaba Menos que cero, era por un libro de Bret Easton Ellis. Me lo compré camino al colegio, lo empecé en el colectivo y lo terminé esa misma noche. Mi cabeza se abrío a la modernidad y de ahí fue un gran non stop.

3-¿Cuál fue el primer libro que robaste?
A mi padre le robé Crónicas Marcianas, de Ray Bradbury, a los 12 años. Aún lo tengo. Mucho tiempo robé libros que me habían prestado y que consideraba que era más justo que estuvieran conmigo que en otra biblioteca. Cada tanto lo hago, aunque en realidad trato de comprarlos. Lo más honesto que logré es avisar: "Mirá que si me gusta mucho por ahí te lo robo".

4-¿Cuál fue el primer libro que influyó en vos de alguna manera?
Millones. Cada época de mi vida está marcada por cierto tipo de libros. Siempre hay uno que abrió un camino, claro. Por ejemplo, en orden de aparición: Los cristales soñadores, de Sturgeon; Los hermanos de la cabeza, de Brian Aldiss; Lolita, de Nabokov; Seymour: una introducción, de Salinger; Los malditos y los bellos, de Fitzgerald.... Y más, entre Tennessee Williams y Bukowski, pasando por Hanif Kureishi.

5-¿Qué necesitás para ponerte a escribir?
Ganas.

6-¿Qué fue lo primero que escribiste?
Un cuento de suspenso, cienca ficción y amor. Con marcianos que perseguían a una chica que se llamaba jazmín y un chico que se llamaba Dany. Tenía tipo 11 años.


7-¿Qué fue lo primero que publicaste? ¿Cómo lo ves ahora?
Trabajo como periodista, así que desde siempre soy "publicada", pero notas. Narrativa publiqué de grande, siempre creí que era mejor esperar antes que arrepentirme después. Estar segura del material, tener una obra entre manos. Me sirvió mucho, para animarme, ensayar en mi blog (nadapersonal.blogspot.com), que lo tengo desde 2003. Finalmente en 2007 publiqué un cuento breve en el suplemento de cultura de Diario Perfil. Es parte de un libro de relatos que aún tengo en proceso y todavía me gusta, aunque creo que le falta un poco de trabajo.

8-¿Qué estás escribiendo en este momento?
Un libro de relatos, nueve, que se llama Y nosotros PUM.

9-Un libro imperdible.
Imposible elegir sólo uno. Mejor les digo el último que me enamoró. Fue El mundo según Garp, de John Irving.

10-Una definición de escritor
Depende qué escritor. Para mí, alguien que se tome en serio lo que hace, que le pase que a veces lo único que puede hacer es escribir y que lea mucho, siempre, todo. Que le importe más el proceso que el final y que esté más interesado en hacer que en ser.
Gracias, Daniela

Hablan los que escriben. Hoy responde: Patricia Suárez.

En el año 2003, Patricia Suarez ganó el premio Clarín Novela con su obra Perdida en el momento. Un logro sumamente importante dentro del panorama literario nacional. Te da filo y popularidad. Pero me parece que a ella lo único que le interesa es escribir. Y lo digo porque se nota en su versatilidad para contar historias en distintos formatos y para gente de todas las edades. Hablamos de que demuestra su solvencia en los tres géneros literarios: narrativo, lírico y dramático.



Aquí habría que sumar esas traducciones hermosas que se manda en su blog de canciones que le gustan. Y es en ese lugar en donde encontramos un mapa de sus gustos, su talento, su humor y toda la delicadeza que sólo una mujer es capaz de entregar.

No contenta con eso, con ser una mujer bella e inteligente, también se mete con el trabajo del escritor. Bucea en busca de respuestas que ayuden a dilucidar cómo es que un escritor se forma y lleva adelante esa aventura, muchas veces vana e ingrata, que es poner palabras en la página en blanco.


Voy a contar algo personal. Siempre me sentí cautivado y , a la vez, avasallado en presencia de una mujer con personalidad fuerte. La veo y me convierto en un eunuco tartamudo. Creo que una mujer como Patricia, aunque no la conozco pero me gustaría mucho, es de esas que me dejan sin palabras, con ganas de escucharla, y subyugado como cuando tenía once años.Lo que leí de ella me dejó esa sensación. Así que cuando vean un libro de Patricia Suarez cuando aterrizan en alguna librería, cómprenlo. Siempre es agradable encontarse con la inteligencia y el encanto de lo bien escrito.

Hoy responde Patricia Suárez:




1-¿Cuál fue el primer libro que leíste?
BAJO LAS LILAS, de Louise May Alcott

2-¿Cuál fue el primer libro que compraste?
EL EXORCISTA, de William Blatty

3-¿Cuál fue el primer libro que robaste?
No lo recuerdo, pero recuerdo el último. LAS CONFESIONES DE ROUSSEAU.


4-¿Cuál fue el primer libro que influyó en vos de alguna manera?
PLEGARIAS ATENDIDAS, de capote y LA PESTE de Camus.

5-¿Qué necesitás para ponerte a escribir?
Tranquilidad y oir la voz del narrador en mi cabeza, la música del texto.

6-¿Qué fue lo primero que escribiste?
cartas a Papá Noel, a los Reyes Magos. Las firmaba como mías y como de mi hermana.

7-¿Qué fue lo primero que publicaste? ¿Cómo lo ves ahora?
Un librito para niños EL CASO DEL SEÑOR BOCANGEL, en la editorial El Quirquincho. En 1996. No me animaría a releerlo.

8-¿Qué estás escribiendo en este momento?:
Una novela que se llama PETREL, y algunas cosas para chicos.

9-Un libro imperdible
MMM. Más de 1.
La conjura de los necios, de Kennedy Toole
Desgracia, de Coetzee
Indignación, de Philip Roth
10-Una definición de escritor
Alguien que está escribiendo dentro o fuera de su cabeza.

Gracias, Patricia

La dama de las sandalias. (Fragmento)

Por Walter Lezcano


Recuerdo esa primera vez que salí a la calle convertida en una mujer. Convertida en Sandra.
Caminé como quien pisa por primera vez el suelo, con cierto temor pero con la confianza de saber que cada paso se afirma en el anterior. Por supuesto, no estaba sola, para estas cosas hay que tener compañía, alguien que te ayude por si tus piernas no sostienen la seguridad que tiene tu corazón. Recuerdo esa primera vez en que Marta trajo de su casa la mejor ropa que tenía, que probamos durante varias horas, hasta que encontramos la vestimenta adecuada para la ocasión. Dimos con esa ropa que formaría parte más de mi vida, que de mi ropero. Hasta que hallamos ese vestido que me quedaba como si esa fuera la ropa que siempre tendría que haberme opuesto. Como si hubiera estado confeccionada para ajustarse a mi cuerpo y no soltarme, no dejarme ir.
Me miré al espejo, y fue verme por primera vez. Fue descubrirme y descubrir que la vida puede vivirse de esa manera también, empezando de vuelta. Fue contemplar en el espejo a una persona que de en ese momento encontró su propia piel. Fue encontrar un destino. Y como todo destino, uno no lo busca sino que es atrapado por él, llega a nuestra vida sin que nosotros podamos hacer nada para detenerlo, solo hay que entregarse como a lo inevitable.
Me miré en el espejo. Mi pelo largo, ondulado, ahora estaba enmarcando a un nuevo rostro. Un rostro maquillado, un rostro cubierto con los cosméticos que Marta trajo para cubrirme el semblante de una patina de luz artificial. Miré mis pies y Marta me había comprado unas sandalias negras bellísimas. Me quedaban un poco ajustadas en los costados, pero no me importó. Porque sentí como si ese fuera un detalle esencial en la conformación de esta nueva vida que estaba empezando. Con esas sandalias me veía como si tuviera pie de doncella. Como si fuera una cenicienta sin reloj a la vista que rompa el hechizo.
Recuerdo esa primera vez. Caminado en la vereda, adueñándome de un mundo nuevo para mí.
Con el correr de las cuadras me fui sintiendo cada vez más mujer. Hasta que no tuve noción de haber sido alguna vez otra persona, como si lo que estaba escrito en mi documento no fuera más que un error del registro civil. Sandra desde siempre.
Y caminamos hasta que le pregunto a Marta sí me acompaña hasta la casa de Reyna. Ella no sabe nada de esto y presiento que le estoy dando un nuevo motivo para hacer lo que mas le gusta: organizar fiestas con cualquier excusa.
Y vamos, y le toco el timbre. Y ella abre, con esa mala costumbre que tiene, sin preguntar, y la mira a Marta y luego me mira. Se sorprende de una manera tan explícita que pega gritos, me abraza, y me dice lo más cariñoso que le sale en el momento:
- Qué hija de puta que sos. Bienvenida al club. ¿Cómo te llamo ahora?... ¿Sandra?...Te queda perfecto.
Y luego lo que ya sabía que vendría:
-Esto hay que festejarlo. - Entonces me dice que estoy hermosa, que soy la mujer más linda que conoce, y la mira a Marta:
- Sin ofender, querida. ¿Pero viste lo linda que es? - Marta no se ofende. Reyna que no para de hablar porque hace un tiempito que no nos vemos, me pide disculpas, me dice que llamaba a mi casa a ver como estaba, que hablaba con Marta y así se enteraba de mi evolución, yo la calmo, le digo que esta todo bien, que la entiendo. Me dice que si sabía que saldría así de la cama me hubiera acompañado mas tiempo.

Reyna que halaga la ropa, y cuando se entera que es de Marta le comenta:
- Si sabía que tenías esta pilcha, te la pedía prestada, nena. - Luego mira a mis pies y encuentra hermoso lo que calzan:
- Mirá que sandalias preciosa que tenés. Es lo mas lindo de todo.¿Donde las compraste? - Me pregunta. Marta le contesta porque ella las compró. - Yo quiero una igual, no mejor no, sino te las quemo. Son de locura, aparte delicaditas. Y te quedan rebién. Vos mas que dama de las camelias sos la dama de las sandalias- dice bautizándome. Luego de ver mi rostro impávido me pregunta-¿Sabés de que te hablo? ¿ Leíste La dama de las camelias? - Cuando escucha mi negativa me reta- A ver si alguna vez lees algo en serio, y no esa basura que tenés en tu biblioteca. Después te lo paso.
La fiesta se realiza esa misma noche en la casa de Reyna, y se llena de gente. Es mi presentación en sociedad, y también mi bautismo como mujer.
Se preparó toda una puesta en escena en la que se representa una ceremonia religiosa, y se lleva a cabo mi bautismo. Marta hace de mí madre y Reyna de mi padre. Unos amigos los padrinos. Un invitado, un actor del under porteño, hace de cura, y los presentes son los feligreses. En una jarra ponen Champaña, y la arrojan sobre mi cabeza como si fuera agua bendita.
Cuando terminamos la ceremonia aplauden todos. Reyna toma la palabra y pide silencio; los invitados prestan atención:
- Quiero que todos levantemos nuestras copas o botellas en alto, para dar la bienvenida a este mundo a una nueva mujer, que es tan linda que quizás nos robe clientes a nosotras, pensándolo bien vamos a matarla, no, es una joda. Ella es Sandra. Así que todas juntas a la vez:
¡Bienvenida Sandra!
- Y ya que la bautizamos, y puede entrar en nuestro reino, vamos a desearle suerte como lo hacemos siempre. Todas juntas a la vez:
¡Por el futuro de Sandra!
La fiesta termino el otro día, como las buenas fiestas, a la mañana, cuando el sol lastima y cualquier sonido aturde.
A la noche volví a trabajar. Pero cambie de lugar, me traslade de calle, dada mi nueva condición. Fui acompañada por Reyna, lo que produjo que no me gane el odio de ninguna de las otras chicas. Me dijo donde podía trabajar,
que lugares ocupar, para no usurpar el territorio de nadie.
Fue una buena noche. Y las que siguieron también. Me vino bien. Mis arcas estaban completamente vacías. No tenía un mango debido a los gastos que tuve por lo de mi madre. El viaje, el servicio fúnebre, la cremación, el cofre.
Parece que Sandra consigue más mejores y clientes.

La tierra prometida. Hoy: Solano City (Toma uno)

Vamos comenzar con una serie de retratos de la ciudad de Solano y alrededores. Patricia Giménez peló la cámara y le dio rienda suelta a su mirada atenta para plasmar en imágenes los lugares por donde transitamos nuestra vida. Uno a veces se acostumbra a la belleza y deja de prestarle atención. Por eso, para renovar nuestra percepción, quitarle la telaraña de la costumbre y ponerla de vuelta frente a nuestros ojos y que lo hermoso tenga nuevamente el lugar que se merece. Contemplemos todo lo que tenemos y la mayor parte del tiempo lo dejamos de lado sin siquiera entregarle un roce o un suspiro.



Las vamos a ir subiendo de a una. A modo de diario o cuaderno de bitácora. Estamos juntos en este viaje, así que si querés mandarnos una foto está invitado/a. A la derecha está el mail.

Esperando el progreso/Donato y San Martín

Por Patricia Giménez

Sobre partes de guerra


Por Betiana Medina

Ése refugio que es la literatura.

Miro sus tapas de cartón, la sencillez de su presentación, dándole todo el lugar a las palabras, el artesanado con el que sé que fue hecho, y es una satisfacción comenzar a leerlo.
Una idea que parecía posible sólo en el terreno de la imaginación hoy es un libro, el objeto libro, y no solamente eso, sino toda una editorial. Esto es mucho decir en un lugar a veces tan inhóspito como San Francisco Solano. Y demuestra que jamás debemos abandonar aquello que nos moviliza. Hoy siento real esa frase que escuche por ahí sobre que un hombre puede abandonar todo menos su pasión. Creo que si la abandonara se vería reducido a una sombra, y ¿si nunca la encontrara?, ni siquiera puedo atreverme a pensar en eso.
Partes de guerra es un libro sobre el que se puede volver una y otra vez. Tanto como para recordar alguna bella frase, esas que no buscan los ornamentos sino que se inyectan en pequeñas dosis ante algunas emergencias del alma, como también para encontrar las razones que a veces se nos escurren entre las manos. Esas que se desvanecen en el día a día, cuando recibimos los bombardeos de muchos de nuestros pibes, cuando nos invaden sus carencias de todo tipo y se transforman en balas que nos rozan, dejándonos la estruendosa verdad.
Cada relato nos pone en situación, de una manera veloz y auténtica. Encontramos historias personales crudas pero que no buscan el dramatismo sin sentido sino demostrar que lo que somos depende en un alto grado de aquello que vivimos. Aparecen ironías puestas en los lugares indicados, y una interesante fusión del lenguaje. Se Abren puertas a valiosos interrogantes que parten de lo cotidiano en la vida de un docente pero por sobre todo de un ser humano. Se ponen sobre la mesa realidades que algunos ya cansados de ver deciden ignorar o peor aún, aceptar. Pero por suerte otros, todavía corren esperanzados por tratar de alcanzar el tren de la igualdad, en el que estén las armas para alejar por lo menos algunas de las miserias del paisaje de todos los días. Porque un niño necesita comer tanto como pensar, es así de simple.
En cada texto se muestran convicciones, esas que siempre se precisan recordar. Es una mirada interna sobre las batallas diarias y las pequeñas grandes recompensas conseguidas en ése campo árido en el que se ha convertido la educación. Y a todo esto, se suma ella, la literatura. Que es mujer y en consecuencia un refugio. Una espectadora de ésta realidad y protagonista al mismo tiempo. Y acá hay que decir sin lugar a dudas que alguien que define el encuentro con la literatura como “algo groso”, es alguien que define con la simplicidad de lo profundo y lo esencial. Y los amantes de esa escurridiza mujer así lo entendemos.
De abrir el juego, de eso se trata. Sin estrategias frías sino con los planes que impone la pasión. Trazar un camino. Y en eso, partes de guerra es un muy buen comienzo. Como diría el autor, y todo por haber leído un libro.

Hablan los que escriben. Hoy responde: Damián Ríos

Daniel Durand me dice:

-Yo te voy a pasar un autor que está escribiendo lo mismo que vos, para que veas lo que te estoy diciendo.- Se refería a unas correcciones que me había hecho sobre un poema que le había mostrado.

- Los detalles, tenés que darle bola a los detalles, Walter.- Se levantó y abrió un cajón que estaba debajo de un sofá-cama y donde tenía un montón de libritos. Eran los de Ediciones del Diego. Buscó y buscó hasta que dijo:

-Acá está, tomá.- y me los alcanzó.
Así fue como conocí a Damián Ríos.

La vuelta a mi casa, yo vivo en Solano, de la de Durand, vive en Once, era larga. Y estuvo bueno que, para tener cálida compañía para un viaje tan desangelado, me diera esos libros y otros tres más . Que estaban muy bien. Pero los que me pegaron, esos en los que uno encuentra algo importante para su vida, junto con La vieja del agua de Durand, fueron esos de Ríos.

Y era verdad lo del detalle. Escuchá lo que dice en la introducción de La pasión del novelista:

Correr el ropero, darse cuenta que tapaba un hueco en el revoque y recordar que en otro tiempo uno vivía en una pieza de puro ladrillo sin revocar. Mi papá era albañil.

Esquirlas de un universo. Retazos de algo vasto, inmenso que se refleja en esos pequeños momentos, en esos sutiles restos de la grandeza. Con eso se construye la buena literatura.

Y yo que toda la vida curtí narrativa a full, me dí cuenta las posibilidades que tiene la poesía. Su encanto. Porque esto no era algo lejano y extraño, algo puesto en un altar en donde la adoración era obligatoria. Uno termina odiando los libros de esa manera. Estos textos hablaban un lenguaje en el que uno podía reconocerse y donde uno había pasado gran parte de su vida. Era un código compartido, ese diálogo íntimo entre un escritor y su lector.

Esuchá esto otro que dice en el epílogo de La pasión del novelista:

¿Qué carajo hacés de tu vida en Buenos Aires? Yo hablé de pool, de un juego. Todos estos días anduve pensando que también podía haber dicho: yo tengo la experiencia de las pensiones. Pero tampoco.

La palabra entonces muestra que quien la sabe usar edifica belleza, algo duradero y puede enseñarte mucho sin pedagogía escolar. Con esto último me refiero a que lo oculto es lo valioso, lo que está en ese lugar al que cuesta llegar. Un vecino que enseñaba Kung-fu me dijo una vez:

-Yo a mis alumnos les enseño a pescar, no le doy el pescado en la boca.

Hacer ese camino es lanzarse a la búsqueda de lo único que nos va vamos a llevar y, faltaba más, lo único que va a quedar.

Son dos libritos pequeños, portátiles, tremendos. Y no sé si están en las librerías: La pasión del novelista y De costado. Hay mucho ahí para todos nosotros, los que a veces queremos comprender el extraño lenguaje poético.

Lo último. El señor también lee muy bien. Recomendó esta novela :

Y me la compré sin dudarlo. Es increíble, la verdad. Es muy difícil escribir así. Tan despojado, tan en consonancia con el contexto, tan metido en la historia. Y surgen muchas preguntas al leerlo. y también me falta terminarlo.

Entonces, loco, hay que leerlo a Damián y además lo que propone. Esa es una lectura que trae un poco de aire a esa vidriera llena de maniquíes y posturas congeladas de los zombies de siempre. Para aprender y para disfrutar. De eso se trata la literatura.

Hoy responde Damián Ríos.

1-¿Cuál fue el primer libro que leíste?
El Martín Fierro, sobre todo porque mi viejo, que lo sabe de memoria, me invitaba a que lea en voz alta los dos versos iniciales de cualquier estrofa y él la seguía. Tenía una efectividad del 99%

2-¿Cuál fue el primer libro que compraste?
"Inventario 1" de Mario Benedetti. Hay una pequeña historia. Yo no tenía un mango pero algunos amigos me habían alcanzado algún libro de Benedetti y a mí me parecía que tenía que leer todo Benedetti si quería aprender algo; ese es un procedimiento que repetí con un montón de escritores de todas las épocas. De manera que empecé a frecuentar la vidriera de la única librería del pueblo, que regenteaba un viejo militante comunista. Tanto me vio el viejo desear el tomo de Benedetti, que una vez me invitó a pasar a la librería y a hojearlo. La segunda vez directamente me abrió un crédito, a sola firma. Yo no tenía laburo, era un adolescente, y mi viejo tampoco. Nunca pude pagar el crédito. A los 5 o 6 meses apareció el librero por mi casa, con intenciones de cobrar. Se apellidaba Siri y era uruguayo. Charló un rato con mi viejo y le alcanzó con mirar la fachada del ranchito en dónde vivíamos para declarar incobrable el Benedetti. Lo saludó a mi viejo, me saludó a mí y se fue. Creo que se fue contento.

3-¿Cuál fue el primer libro que robaste? :
Nunca robé un libro, aunque no tengo nada contra los que roban libros.

4-¿Cuál fue el primer libro que influyó en vos de alguna manera?
Una influencia que percibí y asimilé fue la de un libro de cuentos que se llamaba "Ley de juego", de Miguel Briante. Creo que tiene dos o tres páginas que son perfectas. Todavía puedo recitarlas de memoria.

5-¿Qué necesitás para ponerte a escribir?
Ganas, necesito las ganas de escribir.

6-¿Qué fue lo primero que escribiste?:
Por propia iniciativa: un poema con la que me hice una cierta reputación de poeta a los 14 años. El poema se llamaba "Estoy mal de la cabeza" y un par de amigos se lo aprendieron de memoria. Pero en la infancia, cuando iba a la primaria, el gobierno militar organizó un concurso de redacción para los alumnos, al menos en mi provincia (Entre Ríos). Había una consigna y había que escribir a partir de eso. Así que a los ocho años fui premiado (salí segundo en mi escuela) con una composición que se titulaba "El niño, la escuela y el ejército": ese era el título de la consigna y todos los alumnos escribieron sobre eso. Mi maestro de lengua me felicitó. No estoy orgulloso, pero la verdad es que es el primer reconocimiento que tuve. Además, la anécdota da una idea del plan educacional del gobierno militar.

7-¿Qué fue lo primero que publicaste? ¿Cómo lo ves ahora?
Publiqué "La pasión del novelista", un libro que mezclaba fragmentos de prosa y versos. Los editores fueron Daniel Durand, Mario Varela y José Villa. Hicieron un trabajo de editing muy delicado, que agradezco. Me parece un buen libro.

8-¿Qué estás escribiendo en este momento?:
Estoy pensando en escribir un libro, o dos. Pero sólo lo estoy pensando. Pueden pasar años antes de que me ponga a escribirlos. Pero pensarlos, imaginarlos, para mí forma parte del ejercicio de escribir. Tengo los libros en la cabeza muy a menudo, los llevo a todas partes, lo charlo con mis íntimos. A veces escribo alguna palabrita en una libreta. Estoy preparándome para que los libros esos vengan con sus músicas, sus preguntas, sus certezas y se me impongan.

9-Un libro imperdible
Dos: "Las teorías salvajes", de Pola Oloixarac y "En la pausa", de Diego Meret. Es bueno el ejercicio de leerlos juntos porque describen dos maneras casi antagónicas de acercarse a la literatura, a la ficción, a la reflexión. Los dos son entretenidos y fueron editados por editoriales que son llevadas a pulmón pero con mucha calidad. Dos más, que les regalaría a cualquiera de mis amigos: "Phoenix", de Eduardo Muslip y "Bajo este sol tremendo" de Carlos Bousqued. Y estoy esperando con ansiedad la edición de las próximas novelas de Fernanda Laguna e Inés Acevedo. Siempre creo que lo mejor todavía no está escrito o que no está editado y no dejo de sorprenderme.

10-Una definición de escritor
Escritor: un ser humano estrenado para jugar con las historias y las palabras, para jugar con las maneras de contar historias y para jugar con los sonidos y significados de las palabras. Un escritor se divierte escribiendo y a veces nos deja pensando. O nos provoca algún tipo de emoción, que también es una forma conectarse con la realidad, que de eso se trata el pensamiento.

Gracias, Damián

¡Fiesta!


Ahí estremos.

¡Con todo, loco!

Hablan los que escriben. Hoy responde Fabián Casas.


por Walter Lezcano

¿Se puede hablar de amor cuando encontrás un escritor que sentís que te está hablando solamente a vos? Seguro que si. Esas son verdaderas historias de amor. Porque uno va tranquilo por la vida, esa acumulación de clichés, y de pronto encuentra un libro del cual nadie te había hablado, ya que vivís rodeado de personas que únicamente lee las etiquetas de la botella de cerveza y recurre los libros solamente para nivelar la cama, y ya nada vuelve a ser lo mismo.
Algo así me ocurrió con Fabián Casas.

Si no lo saben se los digo, la feria de Solano tiene lo que su vida está necesitando. Así de simple. A mi me hizo conocer un libro de esos que uno lo lleva a todas partes y lee tantas veces que hasta podría recitarlo en cualquier esquina como si fuera uno de esos evangelistas enloquecidos de Constitución. Estoy hablando de Los Lemmings y otros. Lo conseguí a cinco mangos. Yo caminaba como todos los sábados entre los puestos y me detuve en uno que tenía un trapo tirado en la vereda que vendía libros. ¿Qué fue lo que me llevó a comprarlo? ¿Fue el tocadiscos que muestra la tapa? No lo sé, y yo no importa. Y cuando esa tarde lo abrí, no pude parar. No me llevó mucho tiempo terminarlo, es un librito finito, pero, lo supe en un rapto epifánico, también inmenso, con esa capacidad tan extraña de provocar en el lector una sorprendente intimidad que te descoloca y, por otra parte, la certeza de que estás frente a un escritor que la tiene muy clara y que escribe como la puta madre.

En ese libro están muchas de las cosas en las que pienso todo el tiempo: la infancia como patria eterna, el rock and roll, la filosofía, la muerte, la amistad, los libros. Y todos estos temas tratados sin imposturas y con una prosa que te coloca frases que funcionan como verdaderos cross a la mandíbula y a la mente. Y esas palabras se te pegan como chicles y uno las repite como si fueran propias. Y es que es realmente así, ya te pertenecen por el afecto que les tenés y el cariño con el que las decís.
Algo así me pasó con Fabián Casas.

Luego vinieron los Ensayos bonsái. Perlas de conocimiento que, el epígrafe lo dice claramente, intentar trazar un camino que de lugar al pensamiento en donde se conjuguen diversas disciplinas. Hay muchas cosas en la vida aparte de nuestra pobre existencia. No cerrar ninguna puerta, sino que se intenta abrir el juego y desautomatizar la realidad. En los Ensayos leemos sobre poesía, escritores, películas, música, familia, y lo podemos ver nuevamente, un lenguaje propio, una decisión ética, te conmueve como esas charlas con amigos en donde se pretende comprender qué es esa maquinaria perversa y estúpida llamada realidad. Y, de paso, te baja la pena de tener que vivir en este país, al que llama La Gran Llanura de los Chistes.
Algo así me pasó con Fabián Casas.


Ocio seguido de Veteranos del pánico es el tercer libro que leí de él. Y donde renové la fascinación por es voz extraña que logra encontrar el narrador para hacernos llegar las historia. Hay mucho de inspiración en su lectura. Uno cierra el libro y se larga a escribir como si supiera, como si hubiera encontrado un camino posible entre tanta maleza, como si se te despertara una idea que considerabas descartada.
Qué groso. Y todo eso por leerlo.

Hoy responde Fabián Casas

1-¿Cuál fue el primer libro que leíste?
El primer libro que leí fue Upa, un libro de Ediotrial Atlántida para chicos. También me la pasé leyendo un cuento que se llamaba Bufalito y que estaba ilustrado.

2-¿Cuál fue el primer libro que compraste?
Creo que el primer libro que compré fue Rayuela, de Cortázar.

3-¿Cuál fue el primer libro que robaste?
Eso no me acuerdo bien, pero siempre recuerdo haber robado Muerte a crédito de celine de la feria del libro, coayudado por Daniel Durand, en ese entonces gran amigo.

4-¿Cuál fue el primer libro que influyó en vos de alguna manera?
Rayuela. Me pareció un libro genial que me iba a volver genial. Cuando leí ese libro, mi vida cambió.

5-¿Qué necesitás para ponerte a escribir?
Escuchar una musiquita en el oído y que la experiencia vuelva convertida en eso, música.

6-¿Qué fue lo primero que escribiste?
Un libro que se llamó Pomelo. Era un proto Bosque Pulenta. Siempre los mimos temas.

7-¿Qué fue lo primero que publicaste? ¿Cómo lo ves ahora?
Un libro de poemas que siempre que aparece en alguna librería lo compro para quemarlo.

8-¿Qué estás escribiendo en este momento?
Estoy escribiendo una novela que de golpe es relato, de golpe no se entiende nada, de golpe es aburrida, de golpe es muy jugada, de golpe y porrazo tal vez la termine. Se llama Los Titanes del
coco.

9-Un libro imperdible
Viaje al fin de la noche, de Lois Ferdinand Celine. porque cuando lo leí, me dije: el mundo es así.

10-Una definición de escritor
Soy escritor solamente cuando escribo.

Gracias, Fabián.