Hablan los que escriben. Hoy responde: Gonzalo Garcés.


Yo compré Los impacientes, la segunda novela de Garcés, por dos razones. La primera: por una nota que había salido en Rolling Stone. La segunda: porque había ganado un concurso importante, y en esa época yo hacía algo muy raro, que ahora lo pienso y me da vergüenza: compraba ese tipo de novelas para ver si podía estudiarlas y aprender a escribir de esa manera con la finalidad de ganar algún premio literario de mucha plata. Por esa necedad me morfé infinidad de páginas descartables, que luego regalaba a gente que me caía mal.

La cuestión es que le entré al texto y luego de la página veinte no pude seguir. No me pude enganchar. No era la primera vez que me sucedía, pero esa imposibilidad trajo algo nuevo. Me sacó de ese dolor autoimpuesto de entrar y terminar libros obligatorios, aquellos que hay que lee sí o sí. Desde ese momento iba leer solamente aquello que me gustara. Que, en definitiva, lo que hay que hacer desde siempre. Pero me llevó un tiempo darme cuenta de eso.

Puse el libro en mi biblioteca. Antes de dejarlo descansar ahí unos años, que en la solapa se hablaba de una influencia. El cuarteto de Alejandría de Durrell. Un tipo al que tenía de nombre porque lo mencionaba Henry Miller, uno de los autores de mi adolescencia.

Esos cuatro libros me dieron una de las mejores experiencias de mi vida. Y se lo debía a Garcés.

Y pasó el tiempo, como suele ocurrir. Y un día, ordenando la biblioteca en una casa a la que recién nos habíamos mudado reapareció como un viejo amigo ese libro. Era el único que no había terminado. Pensé que sería bueno darle una segunda oportunidad. A veces uno no está preparado para ciertos acontecimientos.
Y lo terminé. Y me pregunté porqué lo había dejado. Me respondí que quizás era la edad, yo era muy pendejo por entonces. Estaba muy verde. Reflexioné sobre eso porque Los impaciente habla, entre otras cosas, de la juventud. Esa etapa desquiciada de la vida a la que, por suerte, no se vuelve más una vez que se la abandona.
Una vez lo encontré a Garcés en el chat de Facebook y le comenté que su novela me había encantado. Él me dijo que era la única de las que había escrito que no le gustaba. Cosas que pasan. Yo sigo diciendo que es una gran novela. Más allá de lo que piense su autor. Que lo único que hizo fue escribirlo.
Hoy responde Gonzalo Garcés.
1-¿Cuál fue el primer libro que leíste?
El primero que leí, no me acuerdo. El primero que me impresionó, fue una de las aventuras de Guillermo Brown, "El cerdo del espacio".

2-¿Cuál fue el primer libro que compraste?
Buena pregunta. Tampoco lo recuerdo.

3-¿Cuál fue el primer libro que robaste?
Ése sí me acuerdo. Y es la primera vez que lo cuento, porque me da una vergüenza terrible.
Cuando tenía dieciséis años me alojé una noche en casa de un médico en el campo, cerca de Uspallata, en Mendoza. Encontré un libro de Stefan Zweig sobre Dostoievski, Dickens y Balzac. Y me lo robé. Abusé de la hospitalidad. Doctor, por favor, si lee esto perdóneme. Estoy dispuesto a devolverlo.

4-¿Cuál fue el primer libro que influyó en vos de alguna manera?
"Prosa del Transiberiano y de la pequeña Juana de Francia", de Blaise Cendrars.

5-¿Qué necesitás para ponerte a escribir?
Que no me jodan.

6-¿Qué fue lo primero que escribiste?
Un artículo sobre la película "Relaciones Peligrosas", para la revista de mi colegio, donde anunciaba que, cuando fuera grande, iba a ser libertino.
7-¿Qué fue lo primero que publicaste? ¿Cómo lo ves ahora?
Mi primera novela se llamaba "Diciembre". El título es un asco, pero la novelita está bastante bien. Me gusta que el narrador sea un adolescente que se asume sin drama como un soberbio insoportable.

8-¿Qué estás escribiendo en este momento?
Una novela larga.
9-Un libro imperdible
"Conversación en la Catedral", de Vargas Llosa. Sobre todo para argentinos. Los argentinos casi nunca hacemos algo interesante con la estructura de las novelas, pocas veces nos damos cuenta de toda la música que podemos sacar de ahí, pero con Vargas Llosa podemos aprender algo.
10-Una definición de escritor
Alguien que puede pasar al menos un año dedicando lo mejor de su tiempo a escribir un libro. Un año, para mí, es el mínimo que da la medida del aguante necesario. Claro que se puede escribir un libro en menos tiempo. Pero sin jefes que te apuren, sin una estructura que te banque, la mayor parte de las veces sin que te paguen, si podés dedicar un año a un libro sabés que sos escritor. Y si podés dedicarle catorce años, como James Joyce hizo con el Ulises, lo más probable es que seas un escritorazo.
Gracias, Gonzalo

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