por Walter Lezcano
Digámoslo de entrada: Los años que vive un gato (Tamarisco, 2011) es una excelente novela. Cuesta creer que sea la primera que publica Violeta Gorodischer. Por la prosa exquisita, por la seguridad con que avanza la historia y por la delicadeza para abordar un tema complejo que podría haber dado para meter piloto automático, pero no, no hay lugares comunes.
Novela de iniciación (acá adoramos las novelas de ese tipo), Los años que vive un gato puede leerse en clave noventista o como un exploración cálida y reveladora de esa edad muy freak e increíble llamada infancia.
Hoy responde: Violeta Gorodischer.
1-¿Cuál fue el primer libro que leíste?
El primer libro que leí sola y de corrido fue
la novela Dailan Kifki, de María Elena Walsh.
2-¿Cuál fue el primer libro que compraste?
No recuerdo con exactitud, pero debe haber sido
alguno de Hermann Hesse, en el Parque Rivadavia.
3-¿Cuál fue el primer libro que robaste?
Ninguno. En serio, soy muy cagona.
4-¿Cuál fue el primer libro que influyó en vos?
El beso de la mujer araña, de Manuel Puig y los
Nueve Cuentos de Sallinger.
5-¿Qué necesitás para ponerte a escribir?
Silencio, luz natural, la gata dormida a mis
pies y la computadora enfrente.
6-¿Qué fue lo primero que escribiste?
Un cuento muy bueno que se llamaba "La
caja azul". Lo escribí en séptimo grado y la maestra llamó a la directora
para mostrárselo. Hace poco me encontré con un compañero de la primaria que lo
recordaba. Creo que es de lo mejor que escribí.
7-¿Qué fue lo primero que publicaste? ¿Cómo lo
ves ahora?
Fue un cuento que salió publicado en una
antología de un taller literario. Ahora lo veo como un paso necesario para
escribir lo que vino después: el germen de mi escritura actual está ahí.
8-¿Qué estás escribiendo ne este momento?
Estoy terminando un libro de crónicas que
posiblemente se publique en marzo.
9-Un libro imperdible.
Que sean dos: Las correcciones, de Jonathan
Franzen e Infancia, de Coetzee.
10-Una definición de escritor.
No sé si puedo definirlo, pero en lo personal,
me gusta pensar la figura del escritor como la de alguien que entiende que ahí,
en la escritura, sucede algo de un orden muy profundo, algo ligado a la idea de
introspección, casi como una práctica espiritual capaz de conmover al otro. Esas
son las cosas que me gusta leer, y en algún punto, lo que aspiro a escribir.
Gracias, Violeta.
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