Diario de un editor del conurbano. Nueve.



21:41

Venimos de ver la peor película de la historia. Se llama Poder sin límites. Bueno, no importa. En realidad fui al cine por dos cosas: tenía un dos por uno y porque la impresora se quedó sin tinta. Así que apenas pudimos hacer diez copias de Flema es una mierda. Igual llegaremos bien con todo. Eso espero. 

La tapa ya está en imprenta. Eso nos tiene entusiasmados, ansiosos porque sería el primer libro que sacamos con tapa impresa y todo ese circo. Quedó descomunal gracias a Anita, que también es Orani como Luis. Los dos son buena gente, creo que porque son de Varela. Tenemos que ver la cuestión de cómo pegarla y que quede perfecta, maravillosa como lo sueña nuestras cabecitas negras. 

Así que con bastante tiempo libre fuimos al cine a fracasar. Todo bien, es un garrón soportable

Mañana empiezo el laburo que garpa el alquiler y el morfi. Tendría que quererlo un poco más y no rezongar tanto como si fuera fuente de tantos golpes.  

A pesar de la acidez, estamos bien. A punto de comer unos ravioles con un tuco liviano. Caen algunas gotas afuera. El olorcito del tuco me impide seguir escribiendo. 

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