In Solano la alegría nao tem fin: una crónica

Todo esto pasó un jueves 7 de septiembre
corría el año 2010 en
San Francisco Solano
Nos tomamos el 354, para llegar al lugar. Era en el ISFD N83. Tipo 4 y media pasadas sacamos boleto de uno diez y quince minutos después...

...llegamos a la plaza Yapeyú. Un lugar en el que paramos millones de veces haciendo cosas que no vienen al caso y que, tal vez, nos daría vergüenza contar. Eran mas o menos las cinco. La cita era a las cinco y media. Así que nos sentamos a tomar algo y disfrutar del paisaje. Lo cotidiano, si uno le presta la debida atención y se pone a mirar, es maravilloso.


Yo pasé cuatro años en ese profesorado. Salí con título y todo, lo que no es la gran cosa. La cuestioneta era que estaba algo nervioso, pensando qué iba a decir porque no había armado nada. Había profesores sentados por ahí, y también compañeros. Gente que me conocía, sabía de mis defectos, que son tantos. Antes de entrar a la cancha me fui al quiosco de la esquina y me compré un caramelo de miel, para la garganta, para endulzar las palabras, esas que tanto se escapan en momentos en donde uno más las necesita.

Lo importante era hablar del proyectos: libros artesanales, cosidos a mano, literatura poderosa, el futuro y los precios. Me olvidé de explicar mejor cómo fabricamos los libros, pero, bueno, no quería aburrir y , como la noche anterior había ido a ver a los Pixies, me pareció que lo mejor era ser contundente, veloz e irme del escenario. Y, creo, fue una buena desición.


Por suerte la gente se acercó y tocó los brolis, preguntó precios y se llevaron algunos. Uno agradece estas cosas porque son la vida. Energía, calor, afecto, esas cosas que son importantes para tener ganas de continuar cosiendo. Porque no tenemos nada mejor que hacer que seguir leyendo, editando y tratar de sacar a la ruta los mejores libros.

Muchísimas gracias por la invitación
y a toda la gente del ISFD N 83.

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