Diario de un editor del conurbano. Tres

21: 29

Es increíble pero las ideas, los pensamientos, se pueden concretar.

Me pongo a pensar y, creo, que empezó todo con un mail. Ahora es así. Me encanta. La posibilidad de sacar algo de @yurigagarina me parecía extraña porque yo, como todos, había flasheado con Escolástica. Y eso que no entiendo un carajo de poesía. Cuando fuimos a Rosario, Gerardo me regaló Temporada de Vizcachas, y también estaba bueno. Ese se lo regalé a Patri, que me puede decir sin problemas : esto es una mierda monumental, hablando del Ulises, y a ella le re gustó. Lo que me pareció una buena señal.
Después @yurigagarina mandó el texto y resultó ser narrativa. Qué alegría, qué sorpresa, qué bueno, qué sé yo, tenía que ser eso.

Primero pasó por mis manos, y de ahí a las de Patri. La lectura siempre es íntima, el momento de mayor soledad que uno puede encontrar. Es algo hermoso. Luego nos encontramos, mientras cenábamos, no me acuerdo si asado o tarta de jamón y queso , conversamos sobre lo que habíamos visto en el libro y coincidíamos en todo lo bueno.

Pusimos una fecha. @yurigagarina lo mandó terminado; y ese momento es como cortar las amarras de un barco y zarpar. Por favor, qué bien que se siente empezar algo nuevo.

-Pensé un verde, así: fuerte, con presencia, pero que no sea brilloso, ¿no?- tiró Patri- ¿qué decís?
-¿Por qué ese color?
-Tiene que ver, eh. Cuchá...

Y tenía razón, el verde era EL COLOR para ese libro.

Ayer hicimos un librito de prueba. Quedó hermoso. Era toda una historieta verlo salir de la prensa, con toda esa contundencia y prestancia que me hacía agarrarlo con cuidado. Le pegué la guarda y me puse a mirarlo. Que todo esté en orden. Y pensaba en todas esas horas en las probaba la forma en la que el texto cobrara vida en la hoja. Porque nosotros queremos jugarla con todo en la creatividad, en la imaginación, en la fuerza de las palabras en las páginas y que eso TAMBIÉN sea importante.
Estuvo todo muy lindo. Y fue la gloria del trabajo bien hecho. Como me dijo orgulloso un albañil:
-Ahora esto no lo tira nadie- y se cagó de risa.

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