Uno quiere aprender. Porque de eso se trata estar vivo. Con la editorial recién habíamos sacado nuestro primer libro, así que cuando Funes, con su habitual generosidad, me invitó a formar parte de una mesa de editoriales artesanales-autogestionadas, dije que sí de una, sin dudarlo. Era en la Biblioteca Nacional. Llegamos con Patricia un poco apurados. Estaba planeado que comenzara a las seis. Arribamos sobre la hora y todavía no había empezado.Tomamos aire y nos tranquilizamos. Teníamos una ansiedad controlada porque nunca habíamos participado de esta tipo de eventos; y de ningún otro. La novedad trae la fiebre del descubrimiento. Por fin algo que nos saque de la sucesión de horas rutinarias y grises.
En la charla hablé poco. No tenía mucho para decir, más bien intentaba tomar nota de todo. En la mesa estaban los de Clase turista, La funesiana, Colección chapita y nosotros. Todos reunidos por Editorial Tamarisco.
Daniel Durand, cabeza de lanza de Colección chapita, me sorprendió con la relación que estableció entre lo artesanal y la tecnología. Habló con la seguridad que da el conocimiento, la sensibilidad y la experiencia. Hasta que en un momento agarra su mochila, muy tranquilo, saca una carpeta de tres solapas y de adentro extrae la mitológica revista de poesía 18 Wiskys. Aquella que produjo un verdadero sismo dentro del sistema literario poético de los noventa. Todavía hoy se sienten esos temblores. Entonces, ese gesto mínimo, representó la importancia de la obstinación cuando se tiene algo importante en el alma y en las manos. Fines del 2009 y Durand seguía en la misma: trabajando para mantener viva la poesía, editando a jóvenes poetas y poniendo el cuerpo y la tecnología para que salgan libros bellos, ingeniosos, desconcertantes. Como antes-pensar en ediciones Del Diego, por ejemplo. Ahora era con Colección chapita. Seguir, seguir con la misma pasión, de eso se trataba.
Por él, por su invitación, llegamos a la primera FLIA que se hizo en La Plata. Ahí fuimos vecinos de puestos. Y el tipo demostró que no sólo es un tremendo poeta, léan Segovia, entre innumerables poesías, para constatarlo, sino también una gran persona. Lo que ayuda para hacer del mundo un lugar menos malo, más agradable. Algo así como encontrar un buen poema.
Hay tantos libros de Durand que aún no tuve el placer de leer,
ya que no los pude conseguir, que siento que me estoy perdiendo una parte importante de la historia reciente de la poesía de esta parte del planeta. Solano tiene esas cosas. Lo mejor nos pasa por encima. Es que Durand es uno de esos escritores por los cuales uno tiene que patear librerías y estantes y preguntar mucho. El tipo lo vale. Se los puedo asegurar.
Hoy responde Daniel Durand.
1-¿Cuál fue el primer libro que leíste?
Siempre me hacen esta pregunta y siempre respondo algo diferente, me parece que no tengo un recuerdo exacto de cual fue el primero pero siempre cuando me hacen esta pregunta se me vienen a la mente muchos recuerdos: leía permanentemente la enciclopedia ilustrada “Lo Sé Todo” que afortunadamente tuve desde niño, lo mismo que el diccionario Sopena, me encantaba leer las definiciones de las palabras, y lo leía como se lee una novela, palabra por palabra. Leia mucho la colección de revistas “Selecciones” de mi abuelo José y los Corín Tellado de mi tía Ofelia, todo eso antes de los 12 años. Los primeros libros que recuerdo son Bomba, el príncipe valiente, la vuelta al mundo de Antonio Pigafetta y una novela extraña que un compañerito de mi hermana le regaló para su cumpleaños número 8, sin saber de qué trataba, se llamaba “El Dragonard” que ahora googlié y averigué que era de Rupert Gilchrist. Por supuesto nadie la leyó, ni mi hermana ni mis padres, y yo la agarré a los 12 años y era una novela re porno de un tipo que tenía una plantación de algodón y se cogía a todas sus exclavas, eso fue increible para mí, a los 12 años en concordia en el año 76 aproximadamente, tengo muchos más recuerdos de esa época, podría seguir un rato más con las novelas sobre perros, las de Dickens, la revista Nippur de Lagash, la condorito y Piturro que besaba a las chicas abriendo la boca tan grande que se las comía.
2-¿Cuál fue el primer libro que compraste?
Lamentablemente, Juan Salvador gaviota de Richard Bach! Jaja… pero uno de los primeros que compré fue “las puertas astrales” que es un libro esotérico que me enseñó a visualizar, eso todavía lo tengo como una de las cosas más importantes que aprendí de chico, a visualizar.
3-¿Cuál fue el primer libro que robaste? :
Robé cientos, no recuerdo cual fue el primero, pero te cuento que una vez nos invitaron a leer poemas a rosario, por el 91 más o menos, leímos en la hermosa librería de Vites y otro poeta rosarino, que creo que era Carlos Basualdo, ahí vi por primera vez en venta los tres tomos plateados de “en el aura del sauce” de juan ele, estaban muy caros, yo enloquecí, los agarré, y salí corriendo hacia la terminal y me tomé el primer micro de nuevo a Buenos aires, antes de que arrancara el micro en la terminal me palpitaba el corazón, pensaba que Vites y Basualdo me venían persiguiendo!
4-¿Cuál fue el primer libro que influyó en vos de alguna manera?
No sé, ni idea, me impactaban los cuentos del Tata Díaz, que era un viejito vecino a mi casa que salía a la tarde a sentarse en la vereda, igual que nosotros, y él me contaba historias de peleas de perros que él había tenido, otra vecina me contaba de cuando se le apareció el lobizón a la noche en su cocina, y que ella se arrodilló y se puso a rezar hasta que desapareció, esas historias ocupaban mi mente de niño, pero el primer libro que leí a los 14 o 15 años en el que de alguna manera reconocí una calidad literaria fue Cien años de soledad.
5-¿Qué necesitás para ponerte a escribir?
Necesito perder ansiedad pero estar activado mentalmente, la depresión pone mi mente en blanco y no solo no escribo sino que no hago nada, la excitación me pone violento y obtuso y escribo boludeces, necesito un estado intermedio para escribir algo decente, una lucidez tranquila, pensar que comprendo la porción del mundo en la que me toca vivir. Pero en realidad no necesito nada y no tengo recetas, Para poder escribir solo es necesario escribir.
6-¿Qué fue lo primero que escribiste?:
Un poema de amor, un acróstico con el nombre de la chica de la que estaba enamorado: Élida Alejandra Giorgio, el relato de la escritura de este poema está en mi libro Segovia.
7-¿Qué fue lo primero que publicaste? ¿Cómo lo ves ahora?
El primer poema que publiqué fue un soneto en una revistita de Paraná que se llamaba “arco iris”, cuando tenía 14 o 15 años, yo había mandado una carta y a los meses recibí una carta con dos o tres ejemplares de la revista y el poema mio publicado, yo sentía que me había ganado el premio nobel… El primer libro que publiqué fue “la maleza que le crece” que me lo publicó Darío Rojo en ediciones amadeo Mandarino, ahora pienso que debería haber publicado antes otros libros, más cercanos al momento de su escritura, especialmente Segovia, pero no estoy arrepentido de haber publicado ese librito, yo ya tenía más de 30 años cuando lo publiqué y no me pasó lo que le pasa a muchos escritores que publican material muy inmaduro tempranamente y luego se arrepienten, yo no estaba ansioso por publicar porque leía mucho en recitales y con eso me era suficiente.
8-¿Qué estás escribiendo en este momento?:
En este momento estoy contestando unas preguntas que me hizo Walter Lezcano, un escritor de Solano… jaja! Este año estoy más dedicado a la escuela de poesía y edición que armé acá en mi casa taller y haciendo los libros de la “colección chapita” que dirijo con el “Mati Fillol” y por eso no estoy escribiendo nada, toda mi energía creativa y literaria está puesta en estos emprendimientos, pero se viene otra etapa de escritura, la siento cosquilleando en los brazos… estoy esperando el momento propicio para dar el golpe, el gran golpe! Ja!
9-Un libro imperdible
Hay muchos, en este momento estoy trabajando mucho con “poemas” de ricardo carreira publicado por “atuel”, es un libro realmente imperdible, pero pienso en poemas imperdibles o claves, mas que en libros, y en ese sentido los poemas que mejor funcionaron este año en mi taller en cuanto a la recepción y sus resonancias y comentarios son “cadáveres” de perlongher y “Punctum” de gambarotta, el primero del 80 y el segundo del 90. De los últimos años rescato “el Maldonado” de miguel angel petreca, y de los últimos poetas que he conocido me gustan mucho carlos Godoy, Julián bejarano, francisco bitar y mariana suozzo, por nombrar algunos publicados en “colección chapita”
10-Una definición de escritor
No hay ninguna, no tengo idea, yo con mi energía creativa y facilidad manual soy escritor y editor, pero siempre pienso que esa misma disposición la hubiese podido usar para hacer música, ser plástico, malabarista o un buen arquero.
Gracias, Daniel.
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