Uno espera que esa luz la puedan sentir todos aquellos que lean la novela.
Ahora Matías le está dando los últimos retoque al texto, una leída final como para despejar del campo alguna maleza. Está muy bien que lo haga, la corrección es un arte que hay que curtir con mayor asiduidad. Es, al fin y al cabo, el laburo del escritor.
Nos encontramos en una pizzería del centro de Solano para definir algunas cuestiones de imagen. Él es de Florencio Varela y yo de acá. Buscamos un punto intermedio que nos convenga a los dos. Y mientras llenábamos nuestros vasos de cerveza hablamos de la tapa. Matías tuvo una buena idea: forrarlas con esos afiches que promocionan los bailes de cumbia. Le gustaba esa estética tan colorida que representa desparpajo, emoción, brillo, lujuria y todas esas cosas que se encuentran en esos lugares. A mi me pareció genial. El tema era cómo conseguirlos.
Ayer fuimos con Patri a intentar despegarlos de la paredes cerca de casa y comenzar a probar para ver cómo quedaban. Pero no hubo caso. Estaban muy bien pegados, no los podíamos sacar enteros sino de a pedazos, retazos, que no nos servían para nada. Hacía mucho calor, caminamos unas cuadras y sudábamos un montón así que desistimos de continuar con ese plan. Anotamos el teléfono de la imprenta que fabrica estos afiches, estaba en un extremo y pensamos llamar para ver si nos dan algunos o tenemos que comprarlos o qué onda.Ah, descubrimos que un libro de Bruzzone se hizo banda y anda tocando por acá.
Esta aventura recién comienza.
grosisimo loco, como un gran conocedor del mundo bailantero desde hace tiempo espero con ansias el nuevo libro. Leyendo tus lineas recordaba los tiempos en que yo despegaba los carteles de los bailes cuando tocaban grupo que me gustaban, en aquella época se podian despegar, se ve que ahora los muchachos le ponen mas empeño a la pegatina. Para cuando masomenos sale el libro? hay que esperar que ustedes despeguen carteles? (muchas risas) Espero Diario de Bailanta.
ResponderEliminarCristian Meza