Hablan los que escriben. Hoy: Daniela Pasik


por Walter Lezcano

Quería hablar sobre un libro que me gusta mucho: Historia de una chica que se enamoró de un pez. Yo presencié el pesado proceso de fabricación en La Funesiana. Cuando me daba una vuelta por ahí los veía a Funes y a Lucía trabajar con ganas. Y con amor también, que es, en definitiva, por lo que uno hace estas cosas. Funes me decía:
-Ojalá le vaya bien a este libro por que está buenísimo lo que hace Daniela.

Yo todavía no la conocía, no tenía ese gusto. Y mientras los chicos cosían, pegaban y esas cosas, agarraba clandestinamente uno de los libros ya terminados y lo leía escondido. Lo hice varías veces. Es de esos textos. Con una sola no te alcanza. Hay tanto detrás de él que embarcarse en descubrir lo que esconden esas elipsis es una agradable aventura.
Pero tengo que dar un paso al costado. Mercedes Halfon, que hoy presenta su libro, escribió algo hermoso sobre el libro, algo que me hubiese gustado escribir a mí pero nunca me hubiese salido. Algo inteligente, profundo, delicado, culto y sugestivo. Todo no se puede en la vida, loco.
Y está muy bien.


Texto leído por Mercedes Halfonel jueves 8 de octubreen el CC Pachamama


dibujo: Paula Mariaschtambién ilustradora del libro

Historia de una chica que se enamoró de un pez



Al pez de este libro se le ven las espinas. Ese es el problema: no es un pez, no está vivo, pincha, salta pero es un cadáver. Estas cosas están en el libro. Se cuenta la historia de un amor, pero desde el fracaso. Contradicciones, tensiones temáticas y formales. Terminología net, imaginario posmoderno y blogger que se imprime en la factura artesanal de la Funesiana, donde la hoja con mini serrucho es posible y la ideología es la de la hechura por mano propia. Historia de una chica que se enamoró de un pez es el primer libro escrito –íntegramente– por una mujer, que edita la Funesiana. La pregunta de por qué habría que hacérsela a Funes, pero lo que se puede decir es que el libro de Danixa comparte con el resto del catálogo la potencia de las palabras: como Grounge, como San Francisco/Cordoba, como Escolástica Peronista Ilustrada (por citar algunos ejemplos), es un libro duro, de tapas y contenido; se puede confiar en su efectividad de principio a fin. Hay Chic Lit. Lo digo en un sentido positivo aunque el término ahora sea una moda, y sea una moda también desconfiar de las modas. Es Chic Lit como Damian Ríos escribe poemas Boy Lit. La autora narra en primera persona la peripecia de un amor hacia un pez (chico), el recorte temático es bien definido, y a la vez tan universal como cualquier otra historia. El amor desde el punto de vista femenino como en Jane Austen, como en Emily Bronte, como en Lorrie Moore. Aquí los dibujos de Paulita Mariasch ocupan un lugar fundamental: el collar al que se le pierde una cuenta, que se rompe, es una imagen que sintetiza el fracaso sentimental, la tristeza de la pérdida, del quiebre, del detalle mínimo (sólo una cuenta) que puede destruirlo todo. Nada más triste que ver un collar que nos gusta mucho rompiéndose y las cuentas resbalando por el suelo, debajo de las sillas, de la cama, quedando para siempre escondidas en frentes inexpugnables. En los dibujos, en las palabras, hay una búsqueda permanente de la síntesis: ese es el lugar donde el espíritu twitter se une con el conteo de sílabas del haiku. En esa búsqueda de la síntesis es dónde el libro logra su mayor efectividad, a veces desde el humor, (“Lo del rescate en el caballo blanco: nunca pasó”) a veces desde cierto patetismo (“Sueño momentos preciosos y te cicatrizo/ cada/ mañana”). Pero lo de Historia... es un poco falso, porque además de las alteraciones cronológicas – empieza diciendo que “lloraría”, pero sigue diciendo que “fue WOW”– se suman otros elementos disruptivos. La sorpresiva aparición de Venecia, un trago que se pierde, reflexiones de la autora que diluyen los límites del relato, lo vuelven algo más abstracto. Este es un libro fechado, contemporáneo, actual. Aquí reside su especificidad y su virtud. En los huecos de la historia, todo lo que Danixa no dice, estamos nosotros, nuestros lugares comunes –“tu silencio verde es tan on line (no clickear)”, dice en un momento– nuestras pertenencias. Y no hay nada que indique que lo fechado es algo menor. No se sabe a ciencia cierta cuál es la virtud de escribir algo que dure mil años, –en ese momento sin duda vamos a estar todos muertos– lo que sí podemos pensar virtuoso es escribir algo que logre conmover. Eso hace Historia de una chica que se enamoró de un pez, conmueve, y al mismo tiempo que lo hace, combate prejuicios súper extendidos en el campo de lo artístico: contra lo fechado, contra lo femenino, en síntesis, contra lo menor. Ahí, en esos territorios pantanosos y discutidos, Daniela se para y hace un libro de poemas-reloj, una novela en miniatura, una historia que es la de todos y la suya, la de su libro, un retrato generacional, que habla sobre las bellezas de cenar, cojer y usar wi-fi, y que dice que uno podría llorar pero no lo hace, porque es mejor seguir escribiendo versos en cuadernitos, que pueden perderse o durar tanto como los del japonés Matsuo Basho que son del XVII y nos siguen pegando.
Hoy responde Daniela Pasik
1-¿Cuál fue el primer libro que leíste?
Creo que Una niña anticuada, y después Mujercitas y así de a poco todos los de una gloriosa colección que había en mi infancia que se llamaba Robin Hood, tapa dura y amarilla.

2-¿Cuál fue el primer libro que compraste?
Mis padres son grandes lectores y crecí leyendo sus libros. Ciencia Ficción y clásicos rusos, en general. Me acuerdo de un momento clave en la adolescencia en que necesité leer un contemporáneo real y les pedí. Claro, ellos me dieron Cortazar. Muy lindo, pero yo quería leer a alguien que sea joven como yo era joven, no uno que ponía otra música, iba a cafecitos...
Es difícil rebelarse a padres lectores y seguir leyendo. Encontrar tu camino fuera de lo setentoso. Unos amigos tenían una banda que se llamaba Menos que cero, era por un libro de Bret Easton Ellis. Me lo compré camino al colegio, lo empecé en el colectivo y lo terminé esa misma noche. Mi cabeza se abrío a la modernidad y de ahí fue un gran non stop.

3-¿Cuál fue el primer libro que robaste?
A mi padre le robé Crónicas Marcianas, de Ray Bradbury, a los 12 años. Aún lo tengo. Mucho tiempo robé libros que me habían prestado y que consideraba que era más justo que estuvieran conmigo que en otra biblioteca. Cada tanto lo hago, aunque en realidad trato de comprarlos. Lo más honesto que logré es avisar: "Mirá que si me gusta mucho por ahí te lo robo".

4-¿Cuál fue el primer libro que influyó en vos de alguna manera?
Millones. Cada época de mi vida está marcada por cierto tipo de libros. Siempre hay uno que abrió un camino, claro. Por ejemplo, en orden de aparición: Los cristales soñadores, de Sturgeon; Los hermanos de la cabeza, de Brian Aldiss; Lolita, de Nabokov; Seymour: una introducción, de Salinger; Los malditos y los bellos, de Fitzgerald.... Y más, entre Tennessee Williams y Bukowski, pasando por Hanif Kureishi.

5-¿Qué necesitás para ponerte a escribir?
Ganas.

6-¿Qué fue lo primero que escribiste?
Un cuento de suspenso, cienca ficción y amor. Con marcianos que perseguían a una chica que se llamaba jazmín y un chico que se llamaba Dany. Tenía tipo 11 años.


7-¿Qué fue lo primero que publicaste? ¿Cómo lo ves ahora?
Trabajo como periodista, así que desde siempre soy "publicada", pero notas. Narrativa publiqué de grande, siempre creí que era mejor esperar antes que arrepentirme después. Estar segura del material, tener una obra entre manos. Me sirvió mucho, para animarme, ensayar en mi blog (nadapersonal.blogspot.com), que lo tengo desde 2003. Finalmente en 2007 publiqué un cuento breve en el suplemento de cultura de Diario Perfil. Es parte de un libro de relatos que aún tengo en proceso y todavía me gusta, aunque creo que le falta un poco de trabajo.

8-¿Qué estás escribiendo en este momento?
Un libro de relatos, nueve, que se llama Y nosotros PUM.

9-Un libro imperdible.
Imposible elegir sólo uno. Mejor les digo el último que me enamoró. Fue El mundo según Garp, de John Irving.

10-Una definición de escritor
Depende qué escritor. Para mí, alguien que se tome en serio lo que hace, que le pase que a veces lo único que puede hacer es escribir y que lea mucho, siempre, todo. Que le importe más el proceso que el final y que esté más interesado en hacer que en ser.
Gracias, Daniela

2 comentarios:

  1. Decía alguien, a lo mejor Sarmiento, "hay dos clases de estúpidos, los que prestan libros y los que los devuelven"
    Que suerte que no me devolvieras aquel de Bradbury, hoy me devolviste éste

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  2. Me gustó el reportaje y me encantó saber cosas de tu vida ya que soy tu tía que como te dije te admiro

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