Samanta Schweblin (Buenos Aires – 1978) es egresada de la carrera de Imagen y Sonido de la Universidad de Buenos Aires. En 2001 obtuvo el primer premio del Fondo Nacional de las Artes y el primer premio del Concurso Nacional Haroldo Conti con su primer libro “El núcleo del Disturbio” (Planeta, 2002). En el 2008 obtuvo el premio Casa de las Américas, por su libro de cuentos "Pájaros en la boca", y la beca FONCA de residencias para artistas del gobierno Mexicano.Muchos de sus cuentos han sido traducidos al alemán, al inglés, al italiano, al francés, al portugués, al sueco y al servio, para su edición en numerosas antologías, revistas y medios culturales.
1-¿Cuál fue el primer libro que leíste?
El que recuerdo ahora es “Corazón de piedra verde” de Salvador de Madariaga.
2-¿Cuál fue el primer libro que compraste?
Rojo y negro, de Stendhal. Yo vivía en Hurlingham y fue la primera vez que visitaba las mesas de saldo de Corrientes, no podía creer que un libro con tantas páginas costara lo mismo que un alfajor. Lo empecé en el tren, de vuelta a casa, y la idea de que alguien de mi edad pudiera independizarse económicamente estudiando de memoria la biblia me llenó de entusiasmo y esperanzas. Aunque por supuesto, después descubrí que las cosas no serían tan fáciles.
Rojo y negro, de Stendhal. Yo vivía en Hurlingham y fue la primera vez que visitaba las mesas de saldo de Corrientes, no podía creer que un libro con tantas páginas costara lo mismo que un alfajor. Lo empecé en el tren, de vuelta a casa, y la idea de que alguien de mi edad pudiera independizarse económicamente estudiando de memoria la biblia me llenó de entusiasmo y esperanzas. Aunque por supuesto, después descubrí que las cosas no serían tan fáciles.
3-¿Cuál fue el primer libro que robaste?
Nunca robé un libro. A los diez años fui entrenada por mi abuelo para robar cosas de las ferias (teníamos un botín relojes, corta papeles, copitas de cristal, y nos centrábamos en las antigüedades de la plaza Dorrego). Pero los libreros siempre me cayeron muy bien, y me da gusto, si tengo el dinero, cambiarlo por un par de buenos libros.
Nunca robé un libro. A los diez años fui entrenada por mi abuelo para robar cosas de las ferias (teníamos un botín relojes, corta papeles, copitas de cristal, y nos centrábamos en las antigüedades de la plaza Dorrego). Pero los libreros siempre me cayeron muy bien, y me da gusto, si tengo el dinero, cambiarlo por un par de buenos libros.
4-¿Cuál fue el primer libro que influyó en vos de alguna manera?
“La espuma de los días”, de Boris Vian. Tendría unos trece años y hasta entonces mi “literatura adulta” solo abarcaba algunos clásicos. Vian fue un baldazo de agua fría. Me acuerdo que el libro era prestado y por entonces no se conseguía en ninguna librería. Me costó tanto devolverlo…
También el descubrimiento de la revista “El Péndulo”, que por suerte ya se vendía como saldo. Descubrí en esa revista a Levrero, Ballard, Dick, Sturgeon… ¡Que revista! Hace unos meses conocí a Marcial Souto, el jefe de redacción, y estuvo más de una hora contándome las osadías y odiseas de la revista. Alguien debería hacerle una entrevista a ese hombre. Para mí fue como conocer a Papá Noel.
5-¿Qué necesitás para ponerte a escribir?
Una idea que pese más que mis actividades cotidianas. Si tengo la idea, puedo escribir hasta de pie en el 65, (a veces para escribir también se requieren aptitudes físicas).
Una idea que pese más que mis actividades cotidianas. Si tengo la idea, puedo escribir hasta de pie en el 65, (a veces para escribir también se requieren aptitudes físicas).
6-¿Qué fue lo primero que escribiste?:
Se lo dicté a mi mamá, porque yo todavía no sabía escribir. También hice los dibujitos. El cuento es sobre un zapallo bebé que vive en la caja de zapallos más alta de una verdulería, que a su vez es el negocio más alto de un pueblito, que a su vez está en la cima de una montaña. Cuando las señoras vienen a comprar, y revuelven los cajones más altos, el zapallo se muere de miedo, porque lo sacuden de un lado a otro y sabe que no tiene manos ni pies y que, si cae al piso, empezará a rodar por la pendiente hacia el valle, y ya no podrá hacer nada para evitarlo.
Se lo dicté a mi mamá, porque yo todavía no sabía escribir. También hice los dibujitos. El cuento es sobre un zapallo bebé que vive en la caja de zapallos más alta de una verdulería, que a su vez es el negocio más alto de un pueblito, que a su vez está en la cima de una montaña. Cuando las señoras vienen a comprar, y revuelven los cajones más altos, el zapallo se muere de miedo, porque lo sacuden de un lado a otro y sabe que no tiene manos ni pies y que, si cae al piso, empezará a rodar por la pendiente hacia el valle, y ya no podrá hacer nada para evitarlo.
7-¿Qué fue lo primero que publicaste? ¿Cómo lo ves ahora?
Mi primer cuento, en el periódico de la revista del colegio. Cuando recibí mi ejemplar me alegró ver que ocupaba toda la contratapa y que había un dibujo sobre el tema. Pero cuando lo leí me di cuenta que alguien había cambiado el final. Fui furiosa a ver a la directora de la revista, que era una de las maestras del colegio, y le señalé el último párrafo, (fue un período de mi pre-adolescencia en el que no hablaba, se los juro, salvo casos extremos me manejaba por señales). Ella puso una cara comprensiva, pero muy apenada, y dijo: es que era un cuento muy, pero muy triste, y eso es todo lo que obtuve por respuesta. ¿Qué cómo lo veo ahora? Pues hubiera sido un buen momento para empezar a hablar. Fue una de las cosas que más me indignaron en mi vida.
8-¿Qué estás escribiendo en este momento?
Más cuentos.
9-Un libro imperdible
Saco uno al azar de mi lista de preferidos: “La caja negra” de Amos Oz.
10-Una definición de escritor
El que escribe –mientras escribe-.
El que escribe –mientras escribe-.
Gracias, Samanta
Leyendo la entrevista me dió una curiosidad enorme la relación con su abuelo. ¿Qué le diría? ¿Cuándo? ¿Cómo? Ese entrenamiento... en qué consistiría, etc.
ResponderEliminarPor ahí porque yo no conocí a mi abuelo...
Salú, amigo.
Bien ahí por la entrevista.
Bien ahí por la entrevistada.