La cocción
“Mancha de Aceite” no intenta ser elitista ni mucho menos. Su mentor explica que el proceso del armado de los libros es “analógico”, casi fetichista. Una vez que reciben el material comienza la etapa de corrección de texto. Luego se arman una especie de cuadernillos, se imprime un ejemplar y se lo fotocopia. Como parte final del montaje, los prototipos de libros se estacionan en una prensa.
El resto, lo explica Walter: “Después vamos a los supermercados chinos a buscar cartón. Con eso hacemos las tapas, que no llevan ni el nombre del libro ni del autor”. El libro es cocido a mano uno por uno.
Fue así como “imprimieron” los 20 ejemplares. “Es un buen número para que se vendan todos, para ser respetuosos con el texto y con los lectores”, comenta el editor, y concluye: “De golpe la gente ve en esta cruzada artesanal la posibilidad de editar sus obras. No les cobramos a los escritores, la única condición es que el texto nos tiene que gustar”.
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